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Sakkarah

Amigos

María, la estanquera.

María, la estanquera.

Maria la estanquera era una mujer de avanzada edad, la nieve de su cabello
contrastaba con sus ojos negros profundos y su piel triguero.


Tenía un cierto aire misterioso siempre con su pipa de tabaco en la mano, que le daba un aire de dureza que conociéndola está muy lejos de tener, yo me pasaba las horas hablando con ella, me contaba unas historias fantásticas y tenía la habilidad de engancharte y te hacia sentir protagonista de cada una de sus historias.


Pero un día me picó la curiosidad y el pedí que me contará su propia historia, quedó pensativa y al cabo de unos segundos me relató lo siguiente:


Vivía con mis padres hasta que me casé , mis padres eran dueños de un pequeño terreno que cultivaban y les permitían no pasar faltas , pues aquella era una época difícil para todos, yo le ayudaba en las tareas de la tierra, en mi trayecto de la vieja casa hasta la tierra siempre había algún mozo que me acompañaba con la intención de conseguir llegar hasta mi corazón, pero lo que nadie sabía es que mi corazón era presa de un amor que callada esperaba a que sus ojos se cruzarán con los míos,


Difícil l lo tenia era es más aventurero soñador del pueblo y poseía el poder de hacerme cómplice de todo cuanto soñaba.


Su gran sueño era cruzar el Atlantico y llegar a la isla de Cuba, era como una obsesión Ese sueño pues no estaba dispuesto a dejarse la vida el fondo de la mina. Efectivamente después de cumplir la mayoría de edad escuche que lo estaba preparando todo para realizar su preciado sueño.


Cuando supe que mis ojos se privarían de poder verle , me parecía que mis venas quedasen sin sangre, como decirle que le amaba en silencio , yo no sabia como pero o se lo decía o me moriría, dejé mi trabajo antes de tiempo era como si quisiera adelantar el día y cuando ya casi llegando a mi casa me encontré con él nos saludamos y empezó hablarme de su viaje a Cuba me decía que era el principio de todo para él que en esa partida iniciaba sus sueños su futuro y cociéndome de la mano y su mirada se encontró con la mía me decía que antes de un año volveré con toda la ilusión de poder casarme contigo, no me dio tiempo a decir nada sus labios se unieron a los míos y los míos parecían no querer separarse de los suyos.

Él embarcó rumbo a Cuba y con él se fue algo de mi, pasó el tiempo y entre nosotros lo habitual intercambios de cartas que yo esperaba ansiosa para leer esas cartas tan llenas de ilusiones y colmadas de amor.


Casi ya se cumplía el año y en una carta me decía que le era imposible venir, que las cosas no le habían salido como él esperaba y me propuso casarnos por poderes, estuve unos días pensando en los pros y los contra, pero al final pudo más el corazón que la razón y tomé la dedición de casarme e irme a Cuba.


Antes de embarcar quise recorrer todo mi pueblo quería grabar la expresiones de mi gente de mis campos de aquellos amaneceres queriendo que se quedasen para siempre en mi retina o más bien meterlo todo en mi equipaje.


Así que a pesar del miedo que me producía ir a tierra extraña, yo embarcaba para Cuba con la ilusión y el deseo de reencontrarme con mi amor y mi marido.


Mi llegada a la isla fue a la amanecer, nunca vi. un amanecer con tanto color de sus distintos azules violeta y dorados era maravilloso contemplar tanta belleza.


El puerto era un hervidero de gente esperando a su familia y entre tanta gente divisé a Manuel parecía destacar entre todos tan alto tan fuertote ,cuando lo tuve frente a mi no sabia que hacer estaba tan nervioso que parecía un chiquillo y mis ojos solo buscaban los suyos, sentir como me cogia la mano y con un leve movimiento pura ternura acercó mi cuerpo hacia el suyo en mi ya no parecía el mundo existir solo él y yo en ese preciso momento murieron todos mis temores dándole vida a nuestro amor.


Nos dirigimos a un pequeño carruaje y durante el trayectos me llamó la atención sus calles que a pesar de la hora tan temprana ya estaban llena de gente realizando distintos oficios , era todo muy alegre, llegamos a casa y antes de entrar en ella me cogió en brazos y cruzo el umbral , yo me sentía muy muy feliz aquella casa mi casa era pequeña muy acogedora ,detrás de la casa había un pequeño huerto donde Manuel cultivaba y que desde entonces lo dos cuidaríamos hasta realizar es más bonito de nuestro sueño volver a nuestra tierra pasaron los años nuestros dos hijos nacieron y crecieron y en la mesa siempre hablando de nuestra tierra que muy pronto volveríamos a ella que cada día estaba más y más cerca.


Un día Manuel se fue a descansar como era habitual, jamás despertó y allí quedó para siempre sin poder realizar su sueño de volver a su tierra natal, muerto Manuel decidir volver pero esta vez me faltaba un cachito de corazón que quedó en Cuba con Manuel



Perdón Maria ¿y esa pipa que tienes siempre en la mano ¿ ________ perteneció a Manuel y tenerla en mi mano creo sentir el calor de su mano y el roce de sus labios en mi piel.

Lunademaría

Monólogo en soledad.

Monólogo en soledad.

Chisss..., silencio. Me tengo que hablar y no quiero que me interrumpas. Pero, ¿qué me voy a decir yo, que ya no sepa...? ¡ Saber... saber...! ¿Acaso sé algo...? Socrátes, el gran filósofo griego decía: " sólo sé que no sé nada..." Y yo, que soy un insensato, un pobre aprendiz de todo y conocedor de nada... ¿pretendo decir que ya lo se...? Si no fuera por lo patético del tema, me echaría a reir; aunque lo más normal que tendría que hacer sería llorar...
 
Sin embargo, no sé por qué, me parece que algo si sé... Sé, por ejemplo, que me hablo solo. Y entonces, ¿sólo sé que me hablo sólo...? No. Sé que me hablo solo porque estoy solo, sin compañía, sin alguien que me escuche y, al escucharme, se ría... Bueno. esto es demasiada pretensión. Se ría, o llore; o simplemente, escuche y me atienda...
 
Descartes, en su filosofía del Método, decía: "cogito, ergo sum" (Pienso, luego existo) Entonces, yo, que me hablo ahora, lo hago porque estoy pensando. No se puede hablar sin pensar, o al menos, sin pensar hablar; aunque si que hay gente que dice lo que piensa, porque no piensa lo que dice... Del mismo modo, o al contrario (según se mire) hay otros que piensan tanto lo que dicen, que nunca dicen lo que verdaderamente piensan. Manipulan sus verdades, embaucan, no se conforman con dialogar vis a vis, necesitan mucha gente para analtecerse, para autoafirmarse, para engañar... ¿Estaré pensando en los polìticos...? No lo se, pero creo que ando muy cercano.
 
Hablar es decir palabras. expresarse, comunicar, manifestar ideas por medio del lenguaje. Comunicar... Un niño, cuando dice casi instintivamente "Mamá " solo dice una palabra, pero dice mucho más con los ojos, con los gestos, con la mirada, que lo que dice con la palabra. Luego, tambien los gestos hablan. Y si los gestos hablan ¿para qué quiero seguir charlando?  ¿para qué molestar con mi discurso? Yo no soy político. Por esto, me callo. Soy realista y por esto prefiero las obras a las palabras...Se ve, desde lejos, que no soy polìtico...

Niko

Foro Al calor de la hoguera


Este video es muy especial para mí.

Hoy hace dos años que nació un foro muy querido por mi, por las personas tan maravillosas que en el escriben.

Este video lo ha compuesto una compañera, Catenaria,  para la ocasión, y es un recuerdo que para mí significa mucho.

Corazón

Corazón

Corazón:

Decían que estabas enfermo,

que poco saben los médicos,

enfermo tú,

que alegras la vida,

almacenas sentimientos,

sientes amistad y amor,

ofreces comprensión

das cariño,

que poco saben los médicos.

Pero cuídate corazón,

Que sería de mi sin ti corazón

Ni imaginarlo puedo

Donde iría la esperanza

Donde la sonrisa de un niño

Donde esa mano tendida

Que ofrece amistad y cariño.

Todo sale de ti corazón

Todo se refugia en ti corazón

Sin ti no hay nada

Tú das la vida

Cuando tú pares, se acaba.

Sigue adelante corazón

Que quiero seguir viviendo

Para seguir ofreciendo

Amistad y amor.

Cabtor

Raices profundas.

Raices profundas. ¿Como comprender los resultados de una forma de actuar, si esta se analiza desde todos los ángulos, se realiza con mesura, prudencia, paciencia, asesoramiento y con toda la fe de la que es capaz una situación irracional e injusta y el resultado una y otra vez vuelve a ser la total nulidad como respuesta?.

Cuando se destruye la ilusión se destruye la vida, cuando se destruye la vida se daña uno mismo pero también a los que te aman. Va creciendo la rama de ese árbol con la enfermedad de origen desconocido, solo se conocen los síntomas, solo se palian circunstancialmente y levemente. Y todo cuanto toca cada hoja de esa rama contagia y arrastra al mismo caos.

El tronco está agotado y no primera vez piensa en dejarse contagiar y morir en una sinrazón de podredumbre con el resto de sus apéndices o podar todo cuanto no sea el mismo tronco. Se empieza a soñar capitel estéril y sangrante, muñones de salvia seca angostando todo poro fértil pero al fin paz continúa.

Alimentar algo que no desea ser alimentado y hacerlo por amor no es laurel de ninguna virtud, es entrar en la espiral de la destrucción de tus propias esperanzas de vida sonriente, es acabar siendo víctima de aquellos a quienes amas. Pero eso solo se aprende cuando estás debajo de los caballos, antes te has creído que se bondadoso es rescatar a los demás hacia una bonanza que ni buscan ni desean.

Hay plazos, si, uno se pone plazos siempre, incluso anteriormente se pone meta y hay ensoñaciones idílicas de encauzar la situación, y con cierta bobaliconería se llega a estar seguro de que algún día podrás terminar la tarea y desligarte, todo falso. No hay peor pulpo que el de las emociones contraídas por imposición natural.

Vomitarlo aqui no es suficiente ni alivia pero no tenia nada mejor que hacer.

Ghélida

Amiga.

Amiga.

Amiga:

 

A cada cual nos pertenece la vida y lo que ello conlleva. Cada uno/a tiene su propia historia.

Tal vez, amiga —como a mucha gente más—, no se puedan dar soluciones a los problemas que la vida te plantea; ni incluso darte respuestas a tus temores, dudas o recelos. Pero no te quepa la menor duda que, de tener la mínima oportunidad, todos los que rodean y bien te quieren podrán escucharte y, contigo, encontrarlas. ¡Seguro!

Es bien sabido lo imposible que es cambiar el pasado; y también el futuro es sumamente complicado, porque cada cual tiene su destino: no hay vuelta de hoja; por tanto, hay que disfrutar del «hoy presente». Por ello, tienes a tu vera un buen cónclave de afines que te adoran y, cómo no, a tu amigo que tanto te quiere. ¡Aprovéchate de todos!, mira a tu alrededor, cógete de la mano amiga y ¡jamás volverás a tropezar!

No te quepa la menor duda: «¡Tienes infinidad de amigos!; y todos, seguro, se hacen propio tus triunfos, tus alegrías y éxitos... ¡imposible de otra forma! Es normal. ¿Quién no disfrutaría de ver feliz a la persona amiga, querida? Es fácil de entender; tan fácil como “el día que empecé a amarte...”. ¡Tiempos maravillosos, añorados...! ¿Sabes? Sí, sé que lo sabes».

Por otra parte, si te plantearas tomar decisiones importantes en tu vida hazlo con la habilidad que te caracteriza: con serenidad y temple; con destreza y astucia; con valor y buen talante y, sobre todo, con la cabeza bien alta. Que no te importe nada ni incluso nosotros, tus amigos, porque no somos quiénes para juzgarte.¿Lo entiendes! Claro que sí; como claro tienes que tener que, cuando me mientes, acudiré presto al abrigo de tus brazos.

Debes conocer cuáles son tus límites de actuación y en qué espacios debes operar. Si a tus amigos les ofreces un hueco en esa burbuja o permites que yo penetre... ¡juntos creceremos!; y aunque no se tenga el poder para evitarte un sufrimiento inesperado, se puede llorar a tu lado —yo ya lo hice en otro tiempo, otro lugar— y unidos reconstruir de nuevo.

Quien te conoce, quien dejas que te conozca sabe cómo eres. Así te tienen que aceptar. ¡No somos nadie para cambiarte o decirte cómo nos gustaría que fueras! El tiempo ha pasado, tu desamor te separó de mí... pero mi cariño perdura; tal vez con una intensidad menor, pero ahí está: sufriendo en silencio, olvidándote sin remedio, porque tú lo has querido. Yo no he cambiado. Tú, sí. Soy el mismo que te dio un beso, frente al mar, bajo la luz de la luna, de una primavera de un año cualquiera que no vale la pena nombrar. Yo sé que lo recuerdas. Me hacías bailar de amor y yo te arrancaba una sonrisa. No he cambiado. Sigo siendo el mismo. Cada noche te llamo, sin esperanzas. Tus problemas sigo haciéndolos míos. Me costó que mis ojos se fijaran en otra mujer; que mis labios besaran otros labios; que mi corazón volviera a latir y, aun así, no puedo olvidar el fervor de tus besos o la calidez de tus abrazos. Aunque todo esté perdido y no me concedas nada... te seguiré amando.

Te tengo, sí, pero en la lista de simples amistades. No ocupas la cabeza de la lista ni por supuesto la cola de ella —tú así lo has querido—; pero he de decirte una cosa: «Quienes hemos tenido el privilegio de conocerte sabemos que has “ennoblecido nuestras vidas” con tu cualidad humana. También es cierto, que no se pretende —por lo menos yo— ser el primero, segundo o tercero de esa lista que tú puedas tener. Bastaría con que quieras, me quieras (a tu manera) y sigamos respetándonos como amigos».

Se oye mucho acerca del dinero; de quiénes lo ambicionan y las cosas que con él se pueden comprar —casi todo—; pero hay algo que el dinero no puede conseguir ¡y a fe que doy de ello!: es tu amistad... amiga; ella ¡no tiene precio!

Templanza

La princesa y el sueño.

 

En un país muy lejano, vivía una princesa llamada Alexandra de inmensos ojos azules como el mar y de una sonrisa embaucadora. A su castillo llegó un día su principe azul, tan esperado por ella, y del cual se enamoró perdidamente. Se casaron y fueron felices durante años. Él la miraba con pasión y ella lo miraba con ternura. Nunca hubo un amor igual en todo el reino. La princesa feliz de haber hallado en la vida a su principe, no daba crédito a lo que estaba viviendo...y cada día aunmentaba más su felicidad. Se entregó a él en cuerpo y alma. Todo le parecía poco para hacer feliz a su principe.

Pero su principe, empezó a cambiar con ella. Todos los años vividos tan felices se tornaron amargos. La encerró en el castillo en una mazmorra, y la maltrató hasta que sus gritos se oían fuera del reino. La princesa no sabía porque el principe se comportaba así con ella. Le pedía clemencia, pero él no le hacía caso.

Hasta que un buen día, la princesa, ayudada por sus hermanas, que pasaban por alli, al oir sus gritos, la sacaron de la mazmorra, y del castillo, y se la llevaron lejos, muy lejos, donde el principe, no pudiera encontrarla.

Desde entonces la princesa juró que ningún principe, volvería a hacerle daño. Y así fué. Se dedicó a ayudar a los demás, y todo aquel que la necesitaba acudía a ella. Y así llenaba su vida de amor y comprensión por los demás.

Pero un día acertó a pasar por allí un extranjero, que no le pidió ayuda a la princesa, como hacían todos los demás. Sino que viendola deambular por las noches de madrugada, le intrigó su incansable insomnio. Su estado de salud tampoco era muy bueno, él se dió cuenta en seguida. Y sin mediar palabra intentó ayudar a la princesa en todo lo que vió que ella necesitaba, pero que nadie se atrevió a hacer.

Ella sorprendida y emocionada a la vez, se dejó cuidar, por tan intuitivo caballero, que le susurraba palabras tan sutiles como delicadas, y hacían de sus encuentros diarios, un verdadero cuento de hadas. Pronto volvió la ilusión a la vida de la princesa, y de nuevo brillaron sus ojos tan azules como el mar, que tiempo atrás, tanto habían llorado.

Aquel caballero extranjero, de tan refinadas palabras, nunca supo por qué la princesa tenía insomnio. Ella no quería dormir, porque cada vez que llegaba la noche, aparecía en sus sueños el principe, que tanto mal le había hecho, y éstos se volvían pesadillas. Y la princesa ante esta situación día tras día, decidió no dormir.

Solo cuando conoció al extranjero, dejó de tener pesadillas y empezó a soñar con él.
Soñaba la princesa despierta o soñaba dormida, que junto con su amigo el extranjero, se iría a conocer su país, y una vez allí, él la tomaría en sus brazos, y besandola suavemente, la dejaría caer en su lecho, y harían el amor.

Pero pronto se dió cuenta, que la que podía hacerle daño era ella y como lo quería demasiado, se alejó de él. Nunca pudo comprobar si fué un sueño o fué realidad. Lo que nunca olvidará es que él la hizo soñar.

Angel sin alas (Angelsinalas)

Calma chicha.

Calma chicha.

Me tengo que calmar y, sin embargo,
el cuerpo pide que estalle en mil pedazos,
que llene todo el cosmos de zarpazos
y de rienda suelta a un negro hartazgo.

Me debo contener, ya me hago cargo
de que el autocontrol tiene sus plazos,
aunque me vaya sin duelo y sin abrazos;
espero que no sea un viaje amargo.

No queda más remedio, en este encargo,
que dejar la mente limpia de arañazos
por si la cuenta viene con recargo.

Pero al final, se desatan tantos lazos,
que te quedas aguantando el tirón largo
nerviosamente cruzado de brazos.

Javier Auserd. (La cueva del dinosaurio)

Déjame amarte una vez más...

Déjame amarte una vez más...

Déjame amarte

como si la existencia misma dependiera de nuestro amor pretérito.

Dejame amarte una vez mas,

aunque sea solo para repasar caminos buenos conocidos,

que se borran inevitablemente en el recuerdo.

Dejame acariciar tu pelo y apoyar mi cabeza en tu regazo 

buscando el calor no de mi

madre 

si no de una mujer que no es lo mismo pero viene siendo igual.

Dejame descargar el último llanto en tu piel de diosa de sal  

y conviérteme en la arena que pisarán tus pies.

Te haré el amor bajo tu mirada incrédula

y si me lo permites te sacaré algún gemido de placer;

y cuando termine de hacerlo me disiparé como un hálitus

entre tus brazos fríos.

De alguna manera es cierto;

morimos de angustia y de tristeza

Dejame entonces morir para siempre en ti. 

Espartaco (La ventana del alma)

 

Recordando

Recordando

Sólo por ti mi amor esta noche me siento a escribir mis más grandes emociones que, como hojas movidas por el viento de mil formas y colores intentan introducirse en el sentir de mi corazón, que cada día vive en un universo más profundo de los más ricos sentimientos.

Amor cada vez que escucho tu voz mi corazón late desenfrenadamente y como si quisiera salirse del pecho para correr junto al tuyo y estar cada hora, cada minuto, cada segundo más cerca; para transmitirte las sensaciones que abrazan mi alma y me hacen sentir que mi vida sólo tiene sentido si tu formas parte de ella.

El amor llegó justo un día de tristeza para mí, pero tu sembraste una semilla en mi pecho de la que poco a poco fue surgiendo un jardín que cada día es más hermoso, con flores sólidas y de los más aromáticos perfumes que se aferran al aire inundando todo alrededor.

Todos mis sentimientos viajan a través de senderos llenos de dulzura, y me conducen a ti. Mi cuerpo se estremece como nunca antes creí que pudiera suceder. Sólo porque existes, la ternura, la alegría y el más sublime amor, Tú eres el ccomplementeo de mi vida, ese trocito que faltaba para completar mi afectividad y, minimizar mis penas, mi tristeza y soledad.

Jack Crow

Cruzada

Cruzada Existen pocas imágenes que, a mis ojos, resulten más sensuales que una mujer con las piernas bonitas, cruzándolas.

Desconozco en qué momento de mi infancia se instaló en mis fantasías tan elegante fetiche, supongo que en un proceso similiar, aunque inverso en motivación y efecto, a la consolidación de una fobia.

La mayor parte de mi vida he observado, divertido, cómo la gente inclina la espalda de sus vidas para arrastrar el lastre de tantos tabúes, como los que hablan de piel, carne y pureza, y que resultan tan inútiles como ridículos. Qué obcecación por otorgar a determinadas regiones epiteliales un carácter sacro, como si acaso un brazo fuese distinto de un seno, de otra naturaleza, como si acaso no hubiese sido carnal, incestuoso, nuestro primer contacto con el mundo, aferrados a un inmenso pecho alimenticio.

Paradójicamente, estoy convencido de que son esos tabúes los que retroalimentan el fetiche, le dan una mano de suculento barniz, lo acercan a lo prohibido, levantando en esa tangente un santuario al que peregrinar, al cerrar los ojos.

Monocamy

El Turbón.

El Turbón.

Había escrito un episodio familiar algo duro y con intención de publicarlo mañana lo mas tardar.

La conversación con una amiga hizo que recordara una historia latente y escabrosa. La cuestión es que salí con bien de ella, fortalecido conmigo mismo, incluso en su peor momento.

Escribí parte de esta historia pero, al día siguiente la conversación continuó y solté lo escrito.

Ya no hace falta lanzar este lastre, estoy tranquilo, el hablar de los recuerdos, malos o buenos, suaviza el estado de ánimo de uno mismo. Internet funciona, sirve de maravilla, incluso siento que nos ha funcionado a los dos, a ella y a mí.

Tal vez otro día cuente esa historia pero ya no será como hoy está escrita, con rabia y desafío, sino como simple anécdota.

Escribo desde Puebla de Castro, veo la puesta de sol desde el mirador de Pili, veo la cumbre del Turbón iluminada y, a su izquierda, lo que a lo lejos parece una aldea.

Hoy hemos andado hasta allí, por senderos abandonados hasta la Casa de Peralta, una grandiosa mansión en ruinas, abandonada, una preciosa edificación.

Pienso en lo pasajeros que somos con respecto al tiempo... en mi empeño por crisalizarlo. Pienso en el hombre que construyó este gran complejo, en lo que creería cuando lo hizo, en como vivía y lo satisfecho que debía estar entonces de ello... y en la ruina que ahora es.

Lo compraría para reconstruirlo pero, tanto Cheli como los demás dicen que es empresa imposible, que ni lo pretenda.

Voy a cortar leña para la estufa, de día hace calor pero ahora se forman grandes y gruesas placas de hielo.

Vuelvo y encuentro un mensaje de Amanda, otro de Enka, mis hijos y amigos... los hijos preguntan por su madre.

Mejora, Cheli mejora pero no doy nada por hecho, con Cheli uno no puede hacerse ilusiones.

Cenaremos y después iremos a la plaza del pueblo para brindar con cava frente al campanario de la iglesia.

Vivo desconectado del mundo y por algún mensaje me entero que han asesinado a Sadam. Entro en el teletexto para saber más del asunto y es entonces cuando sé del atentado.

Un mal día...

Por un lado, unos han matado con evidente satisfacción, a un hombre por haber matado a sus semejantes. Han demostrado ser iguales a él, ni más ni menos.

Por otro se cumplen mis peores expectativas. A partir de ahora, con ETA solo podrá hablarse desde la rendición del Estado o con sangre, mucha sangre.

ETA sabe que no lucha contra un gobierno en particular, ahora está segura de hacerlo contra la ciudadanía y sus estamentos.

Sangre y terror.

España no es Gran Bretaña. Allí el Estado es fuerte y lleva siglos de democracia, aquí es débil e inseguro. Allí el país es valiente y aquí cobarde.

Es posible que a partir de ahora se luche con mucha sangre, también es posible que me equivoque y no sea así. Lo seguro es que la lucha será entre dos mundos cobardes y, habitualmente, eso termina muy mal.

Pau (La crisálida del tiempo)

Unas palabras, con la vida.

Unas palabras, con la vida. El anclaje arrebatador, sumido en los latidos de tu cuerpo, ensamblando, la mística aclaración, ¡ No posible! abarcarte de una sola mirada.

Grandes manos, infinito resplandor que no tienen excusa, en tu enorme océano ni comparación el beso grabado a semejante potencia activa, identidad siempre así mismo.

Hoy das, mañana quitas, y yo, me dejo andar firme con la mano en la frente, nadando en tu oleaje, lamiendo las heridas que vas marcando según el tiempo dicta, aniquilas en segundos, desbordas sin parar, algunas veces absorta oigo los gritos de los heridos, cañonazos de prisas.

Bienaventurados, son, cuando los envuelves y abres las ventanas para que entre el sol, nos abres la cripta.

Temo la perfídia, del huracán de tus hechos o deshechos, caminando la senda, la cual es la tuya. Vivo en tí, en la incertidumbre de lo que ha de venir, entre la confusión desafiante de tanta ceguera, no seré de tu cuerpo expectante, ni camino ambiguo donde mantenerme sin andar.

Pero sí haré de mis vivencias escritos, y de mis sentimientos lo que mi razón me dicte.
´
Un día seré tumba...
...hoy soy útero
de donde brota la vida.

Mientras haya poétas y escritores
¿ Que importa la teoría ?
¡¡ En la práctica esta la vida !!

Ashia

El extraño caso del inspector Mendieta.

El extraño caso del inspector Mendieta.

El inspector de policía Julio Mendieta, aparcó su coche en el número veintitrés de la calle Oslo y descendió de su vehículo acompañado por Manuel Torres, compañero suyo desde hacía cinco años, cuando le trasladaron al cuartel donde estaba ahora trabajando como inspector.


- ¿No es ésta la calle donde vivía el comisario?- Preguntó a Torres
- Pues me parece que sí, en fin, vamos a ver qué tenemos en el piso de ese canalla.

La pareja estaba investigando un caso de homicidio, al parecer se acusaba a Raimundo Fernández, jardinero de sesenta y tres años, de haber asesinado a su esposa, Eugenia Sanchís, presa de un ataque de celos.

Mendieta levantó el cordón policial que cruzaba la puerta del piso donde residía el matrimonio, y accedió a un recibidor de pequeño tamaño con un pequeño mueble coronado por un espejo, un perchero del que colgaban tres largos abrigos y un paragüero. El recibidor daba paso al salón donde los policías se detuvieron. Al parecer, el cadáver de Eugenia había sido hallado en aquella estancia. Sobre una mesa de madera rodeada por seis sillas se podían ver varias fotos de la pareja. Mendieta cogió una y se detuvo a mirarla.

- Me suena esta cara, Torres, tengo la impresión de haberlo visto en alguna parte.
- No sé en qué lugar habría podido coincidir un jardinero de sesenta y tres años contigo -replicó Torres con un semblante más serio de lo habitual- te pasas el día trabajando o viendo a Maica.
- No seas exagerado, Torres. Es cierto que últimamente nos pasamos todo el tiempo juntos, pero es que tenemos mucho agobio, ya sabes, tenemos que organizar nuestra boda.

Estaba seguro de haber visto antes a aquel hombre, pero no podía recordarlo. Mendieta se dirigió al baño y empezó a registrar un botiquín buscando algo que no logró encontrar, seguidamente comenzó a registrar los cajones del mueble del lavabo y comenzó a mirar por todas las habitaciones cada vez más apresuradamente.

- ¿Qué buscamos?- dijo Torres.
- Insulina, jeringas, agujas, cualquier cosa así. Eugenia Sanchís era diabética así que es extraño que en la casa no haya nada de eso, ¿no crees?
- ¿Era diabética?
- Claro, ¿no recuerdas? Según parece su marido cambió la insulina por veneno, fue así como murió.

Mendieta registró el armario de la habitación de matrimonio y observó todas las prendas, su semblante se mostraba aún más serio que antes.

- ¡Qué extraño! Raimundo Fernández era jardinero y no encuentro ningún mono de trabajo en su armario. Además, todo lo que hay aquí son trajes italianos, no parece la ropa que suelen vestir los jardineros.

La reacción de su compañero en esta ocasión se limitó a un encogimiento de hombros, así que Mendieta volvió al salón donde se detuvo pensativo y comenzó a pasear por la habitación desde un extremo hacia otro, como en las películas de detectives.

- Si no hay insulina, ni ropa de jardinero, ni veneno, sólo puedo llegar a una conclusión- dijo finalmente- ésta no es la casa de Raimundo Fernánadez. Alguien nos ha dado esta dirección y ha colocado las fotos sobre la mesa del salón, pero por qué iban a hacer eso. En la comisaría deben tener el domicilio correcto de Fernández, voy a llamar a...

Antes de que pudiera terminar la frase, Torres le agarró ambos brazos y le colocó unas esposas. Encañonado con una pistola lo obligó a sentarse en una silla, donde ató sus brazos y cuello al respaldo de la misma, impidiendo todo movimiento.
- ¿Pero qué pasa?- preguntó Mendieta, asustado- ¿Qué coño está pasando aquí, Torres? ¿Por qué me haces esto?
- ¡Calla inspector!- contestó Torres en un tono seco y autoritario.

Mendieta podía escuchar como cada vez entraban más personas a la habitación situándose detrás de la silla donde se encontraba, lo cual lo asustaba aún más. No podía girarse a verlos porque tenía los brazos y el cuello atados al respaldo de la silla. Ahora acababa de recordar de qué le sonaba la cara de Raimundo Fernández, era el agente Ortega, pero estaba maquillado y con una peluca para que pareciese un hombre mayor y canoso. cada vez estaba más confuso.

-¿Quiénes son esos? ¿Qué me vais a hacer? ¿Ortega también está metido en esto? -su voz cada vez era más nerviosa.
- ¡He dicho que te calles ya!- contestó Torres furioso.

De repente una música comenzó a sonar y por la puerta situada en frente de Mendieta entró una joven vestida con uniforme de policía. Mendieta no la conocía, no la había visto nunca en comisaría. La mujer llevaba el uniforme más ceñido de lo habitual, marcando unas perfectas curvas. Le desató el cuello de la silla bailando a ritmo de la música, lo cual, dejó aún más perplejo al inspector, al girarse vio a todos sus compañeros de comisaría que gritaron al unísono.

- ¡Feliz despedida de soltero, inspector Mendieta!
- ¡Mierda casi me muero del susto!- dijo tras soltar una carcajada- ¡Os dije que no contrataseis a ninguna stripper!
Eilen (Tesituras)

Soy

Soy

Soy.
Lo último y lo primero que me falta.
Si respiro.
Si me alegro.
Si en vez de sentir peno.
De pena esta el mundo chato.
Bueno la verdad es que la vida me da sorpresas más que vidas.
La última un comentario cursi acerca de una canción.
Que haríamos sin la diversidad.
Si encontrara el contrasentido al sentido y lo incausable a la causa.
De que de amor se muere el mundo cuando de hambre mata.
De que el hambre mata cuando lo que falta es ver más al prójimo y lo paralelo no es mas que un pedazo roto de penumbra.
Miren al lado.
A los dos lados.
A la barbarie.
A la belleza.
La vida es tan áspera que a veces duele la vida.
Y la vista.
Y las torres de madera.
Y las orillas de los ríos.
Y la locura.
De noche sigo sonriendo al tocar.
Mi música.
Mi piel.
Mi disfraz común.
Mi sonrisa.
Mis ídolos no son más que barro con pies de hombres.
Pero son mis ídolos. Transparentes y amigos. Tengo amigos transparentes y famosos.
Y amigos médicos. Y amigos curas.
La amistad es un bien endémico.
Mi placer de tocar equivale a ver.
A verte, quienquiera que seas.
A mis amigos.
A ti, mis canciones. A los otros la guitarra.
A mi el tiempo.
Tiempo de siembra. De verde y sereno.
Mi mar y océano, esa hermosa sangre azul turquesa que viene y descansa.
Cuando mi horizonte diferencia el ver del mirar: canto
Yo un simple cancionante, informante de canciones.
Soy

EL MURO: Simbolismo irracional.

EL MURO: Simbolismo irracional.

Hay pocas imágenes que destruyan con tanta claridad el concepto de libertad como el simbolismo de un muro. Muchas veces los muros no nos dejan seguir las sendas marcadas por nuestra facultad natural de obrar. "Lo que es" y "lo que debe ser" muchas veces se convierte en un pequeño espacio amurallado donde casi no podemos ni respirar. Cada vez nos agobia más y no hacemos nada por destruir los inmensos paredones de esas ataduras y perjuicios que tan solo nos conducen al más oscuro desaliento.
Si en el silencio de la soledad nos adentramos en la recomendable tarea del pensamiento metafísico, seguramente, llegaremos a la conclusión de que tenemos más fuerza de la que imaginamos para destruir los muros, incluso, más consistentes. La razón no puede estar recluida o secuestrada por ningún límite (simbólico o no). Ahí radica, pienso, el principal argumento de ese valor incuestionable del ser humano que llamamos libertad.

El Argonauta Enmascarado

 

Para aprender a amarte.

Para aprender a amarte.

Para aprender a amarte
necesité muchos amaneceres,
y tuve que despedir muchos atardeceres;
para aprender a amarte de verdad.

Para aprender a amarte
agarré fuerte mi corazón
que latía desbocado
cuando tu presencia adivinaba.

Para aprender a amarte
tuve que escudriñar cada palabra,
acertar todas tus miradas,
y abandonarme a tus verdades.

Para aprender a amarte
recorrí el cielo en busca de tu aliento,
y pisé la tierra y el mar
de tus sentimientos.

Para aprender a amarte
abrí mi pecho de par en par y aireé los miedos,
aprendí que no hacía falta recibir,
para poderte amar de verdad.

Para aprender a amarte
se me hicieron cortos los días y las noches,
me busqué sueños e ilusiones
y pinté de rosa cada momento a tu lado.

Para aprender a amarte…
aprendí a amar tus palabras y tus silencios,
tus maneras y hasta tus rabias,
aprendí a admirarte y dejé que entraras en mi alma.

Para aprender a amarte
fue tan fácil el aprendizaje…
Aprendí a amar una flor y una canción,
y a respirarte en el aire que me da vida.

Para aprender a amarte de verdad.

Roma

Sin papeles.

Sin papeles.

..Depende de la luz, en ocasiones me llama Yony o me llama Mary, supongo que es el efecto de los reflejos de las luces de neón, que junto al excesivo recorte de mi pelo, crean una confusión difícil de discernir dentro del ambiente de una noche tan llena de recuerdos que las muecas doloridas de mi rostro invitan a apartar la vista..

Su piel es negra como la noche y su sonrisa tan blanca como la nieve. Vende todo tipo chismes y artilugios, sin embargo, yo he fijado mi vista en uno de ellos ..No miro si es legal o ilegal ni lo que vende, ni lo que hace...Solo me he acordado de ti al verla.

Es una pequeña pulsera de piel entretejida con el color morenito de esa piel suave que siempre deseé tener, y que la vida, me proporcionó la oportunidad de conocer bajo un gesto de egoísmo personalizado en esa piel sureña que sin querer , ni proponer, ni siquiera consultar en mi lista de admisión , he descubierto en ti..

No me importan las manos negras que me la han atado a la muñeca, como tampoco me importa el valor que he pagado por ella, al fin y al cabo, solo es el trabajo laborioso de una mente ajena, que aun sin saberlo, creaba ese lazo de unión entre tu y yo, entre dos mundos, entre dos espacios impensables de existencia..

..Te la envío. Solo son tres cuerdas de piel entretejidas. Una es el silencio que nos une y nos separa. Otra es la confianza que nos hace seguir adelante, y la tercera,..la tercera es la necesidad de saber que somos la jugada terca de un destino que guarda su última baza en la muñeca..Así como yo he puesto en mi muñeca esa pulsera que mañana recibirás sin papeles, así, se define el buen hombre que me la vendió..

Esther

Yo también te quiero.

Yo también te quiero.

Querida Sonja:

Yo también he debido de tener una depresión menstrual y posmenstrual. He menstruado pesadillas, dudas y demás bichitos que anidan en mi interior. Todo muy divertido. Me he quedado inmovilizado durante estos días, -tus cartas me han ayudado mucho en todo lo anterior, la verdad es que muchas veces no te entiendo-, dando vueltas y más vueltas a la cabeza, sin dormir, sin comer, sin ganas de hacer nada y preguntándome miles de cosas… Nueve días así y todavía no sé si ha terminado ya o mañana me encontraré igual de bien. Maravilloso.

Hoy es un sábado que no sé que hacer, ni que pensar. Hoy es un sábado de dudas, de nervios, de intranquilidad. Y el caso es que debería de sentirme feliz porque queda una semana para que llegues, pero no es así. ¿Qué es lo que ocurre? ¿Todo va a salir tan mal? ¿Es el fin? La verdad es que con nosotros se puede decir que siempre es el principio del fin.

¿Estoy enfadado contigo? No, simplemente estoy triste y desilusionado porque tus sentimientos y tus dudas me hacen daño. No puedo evitarlo, al igual que tú no puedes evitar sentir así. Como podrás observar no eres la única en sufrir desilusiones y decepciones, en el fondo todas las personas somos igual de impresentables.

Mi novela también ha quedado detenida en cualquier bar de París, sentado ante una cerveza o un güisqui –según el ánimo-. Espero encontrarme algún día de estos o cualquier semana. Sería terriblemente absurdo permanecer indefinidamente extraviado entre unas páginas a medio escribir, aunque una historia no tiene porque tener un final coherente o lógico. Muchas vidas acaban sin el The End y también debería de ser así en algunas novelas. Tiene gracia, una novela en la que el autor queda atrapado entre las páginas de su propia historia, siendo incapaz de salir de ellas. Casi estoy por apuntarme a la experiencia.

Algo me dice que no voy a enviarte esta carta, más que nada porque, tal vez, no subirías el próximo domingo al avión que te conducirá hasta mis brazos y eso no me lo perdonaría nunca. Sobre todo después de escribirme que tienes ganas de estar jodiendo conmigo durante veinticuatro horas seguidas. ¿Crees que será suficiente o deberíamos prolongarlo hasta las cuarenta y ocho horas? Bueno, lo veremos sobre la marcha. Tal vez nos sobre con dos horas. Esta tarde he estado repasando mi libro sobre el tantrismo, tratando de encontrar el modo de darte el mayor placer posible para encontrarnos verdaderamente unidos en cuerpo y alma, y que existiera algo más que el sexo –que tampoco está tan mal, pero que para mí no es suficiente-. Lo cierto es que no se si voy a ser capaz de hacer tanta ridiculez junta o si tú lo vas a aceptar. He encontrado unas cuantas posturas que, al menos, deben de ser de lo más satisfactorio, aunque no se produzca el tan deseado encuentro de nuestros espíritus. Tal vez se deba de estar una semana sin fumar para poderlas practicar, o más, pero habrá que intentarlo. La verdad es que nunca se me ha dado muy bien esto de joder, me canso enseguida.

Javier Luján (Capitán Pescanova)

Inauguremos un nuevo síndrome.

Inauguremos un nuevo síndrome.

Hace poco un chico al que llevo unos 20 años me dijo que si yo estaba bajo el síndrome de Peter Pan.

Sin duda lo pensó juzgándome por mi comportamiento y mis ganas de fiesta.

Esto me hizo pensar.
Veamos:

El síndrome de Peter Pan se corresponde con una persona adulta que se niega a adquirir las responsabilidades propias de su edad y que desearía vivir siempre en la indolencia de la juventud.
En resumen, que no se quiere hacer mayor.
(Os aseguro que conozco a algún niño de 40 años)

O sea que puedo estar tranquilo porque no es mi caso.

Pero entonces estuve meditando acerca de todas las personas que conozco adultas.
Y, señoras y señores, descubrí un nuevo síndrome (o tal vez ya exista pero yo no lo sé) al que deberíamos llamar síndrome de Matusalén, por ejemplo.
Es justo lo contrario que el anterior.
Y afecta a aquellas personas que creen que con la edad, hay que ser obligatoriamente más serios, más comedidos y más formales.
Uno de los síntomas de ese mal es que el afectado cada año que pasa se ríe menos que el anterior, se ocupa sólamente de temas como el trabajo, el dinero, la salud, el coche, etc, y olvida paulatinamente los aspectos lúdicos de la vida.
O sea, va dejando de lado la alegría y ve como cosa de inmaduros la diversión y las "idas de olla", a la vez que se va cerrando a las novedades que surgen y se va anclando en el pasado.

Según mi opinión ser un Peter Pan, termina por dañar al individuo, ya que tarde o temprano la vida acabará por ponerlo en unos aprietos de los que tendrá que salir él solo sin ayuda de nadie y le obligarán a ser adulto.
Lo que pasa es cuando ocurra lo pillarán sin experiencia, desprevenido y sin capacidad óptima de respuesta.

Pero ser un Matusalén es casi peor aún, ya que esa pretendida seriedad lo único que hace es que la persona cumpla más años de lo que le tocan por fecha. O sea que envejece a un ritmo mayor de lo que podría si fuese un poco más imaginativo.
(Os aseguro que conozco algún anciano de 40 años)

Así que me he quedado muy tranquilo al comprobar que no soy Peter Pan, pero aún menos Matusalén.

¿Qué sois vosotros?

Furgonauta