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Sakkarah

Inauguremos un nuevo síndrome.

Inauguremos un nuevo síndrome.

Hace poco un chico al que llevo unos 20 años me dijo que si yo estaba bajo el síndrome de Peter Pan.

Sin duda lo pensó juzgándome por mi comportamiento y mis ganas de fiesta.

Esto me hizo pensar.
Veamos:

El síndrome de Peter Pan se corresponde con una persona adulta que se niega a adquirir las responsabilidades propias de su edad y que desearía vivir siempre en la indolencia de la juventud.
En resumen, que no se quiere hacer mayor.
(Os aseguro que conozco a algún niño de 40 años)

O sea que puedo estar tranquilo porque no es mi caso.

Pero entonces estuve meditando acerca de todas las personas que conozco adultas.
Y, señoras y señores, descubrí un nuevo síndrome (o tal vez ya exista pero yo no lo sé) al que deberíamos llamar síndrome de Matusalén, por ejemplo.
Es justo lo contrario que el anterior.
Y afecta a aquellas personas que creen que con la edad, hay que ser obligatoriamente más serios, más comedidos y más formales.
Uno de los síntomas de ese mal es que el afectado cada año que pasa se ríe menos que el anterior, se ocupa sólamente de temas como el trabajo, el dinero, la salud, el coche, etc, y olvida paulatinamente los aspectos lúdicos de la vida.
O sea, va dejando de lado la alegría y ve como cosa de inmaduros la diversión y las "idas de olla", a la vez que se va cerrando a las novedades que surgen y se va anclando en el pasado.

Según mi opinión ser un Peter Pan, termina por dañar al individuo, ya que tarde o temprano la vida acabará por ponerlo en unos aprietos de los que tendrá que salir él solo sin ayuda de nadie y le obligarán a ser adulto.
Lo que pasa es cuando ocurra lo pillarán sin experiencia, desprevenido y sin capacidad óptima de respuesta.

Pero ser un Matusalén es casi peor aún, ya que esa pretendida seriedad lo único que hace es que la persona cumpla más años de lo que le tocan por fecha. O sea que envejece a un ritmo mayor de lo que podría si fuese un poco más imaginativo.
(Os aseguro que conozco algún anciano de 40 años)

Así que me he quedado muy tranquilo al comprobar que no soy Peter Pan, pero aún menos Matusalén.

¿Qué sois vosotros?

Furgonauta

8 comentarios

Sakkarah -

Sí es bella, sí.

Gracias por pasar, Almanegra.

Un beso.

almanegra -

sep definitivamente campanilla es beia



salu2















Sakkarah -

Gracias, Furgo por haberme permitido ponerlo. Un beso.

Furgo -

Precisamente cuando escribí eso -que ya casi ni me acordaba- lo hice porque me dio la impresión de estar en ese punto medio que sí existe.
Creo que el punto medio es el de una persona responsablemente adulta, pero que no ha perdido, ni mucho menos renunciado al espíritu lúdico.
Que un cahorrito juegue es de cumplimiento obligado. La alegría de verdad te la da el perro de 8 o 10 años que aún conserva la capacidad de espontaneidad y juego. Y cuando por lo que sea se pierde esa capacidad estamos frente a un chucho acabado, con independencia de los años que tenga o le queden por vivir.
Así lo veo y así lo vivo.
Y señoras, señores, funciona.

Gracias por colgar el texto y por los comentarios.

Sakkarah -

Un beso, Mela. Yo te veía con las calzas verdes muy mona, pero...

Mela -

Pues yo a ratos, depende mucho, últimamente, del tobogán de las hormonas. No me veo yo con el trajecito verde de marras... pero anda que con baraba y bastón...

Que me quedo en avioneta, ¡vamos!

Beso, Sakkita.

Sakkarah -

Este furgo...no nos deja el punto intermedio, pero...no seas egoísta Margot, que campanilla me la pido yo. No será bueno quedarse en la niñe, pero si se vuela...

Un beso.

Margot -

Estamos llenos de síndromes, jajaja (no sé si debo reírme o no, pero prefiero reírme y que conste que no es del mal ajeno)... No sé que es peor ni tan siquiera mejor, pero eso de cumplir los 40 y pocos, o, muchos, y tener un carácter que ni el más cascarrabias de los ancianos quisiera para él, pues como que no. Prefiero el síndrome de Peter Pan, o el de Campanilla (no sé si existe, pero puestos a ampliar la lista) me consta que ha de ser mucho más divertido. Ya bastantes palos que te da la vida como para añadir más vinagre a la ensalada.

Definitivamente, prefiero que digan que soy una cría grande, una inmadura a que digan de mí que soy una cascarrabias, huraña y otras historias asociadas a una senectud que por ley de vida ya me llegará, de momento con la presbicia ya voy más que servida y de lo demás mejor no fijarse demasiado (sonrisa)

Me ha gustado el escrito de Furgo.

Un abrazo para su autor/a y otra, como siempre, para la anfitriona.