Yo también te quiero.
Querida Sonja:
Yo también he debido de tener una depresión menstrual y posmenstrual. He menstruado pesadillas, dudas y demás bichitos que anidan en mi interior. Todo muy divertido. Me he quedado inmovilizado durante estos días, -tus cartas me han ayudado mucho en todo lo anterior, la verdad es que muchas veces no te entiendo-, dando vueltas y más vueltas a la cabeza, sin dormir, sin comer, sin ganas de hacer nada y preguntándome miles de cosas… Nueve días así y todavía no sé si ha terminado ya o mañana me encontraré igual de bien. Maravilloso.
Hoy es un sábado que no sé que hacer, ni que pensar. Hoy es un sábado de dudas, de nervios, de intranquilidad. Y el caso es que debería de sentirme feliz porque queda una semana para que llegues, pero no es así. ¿Qué es lo que ocurre? ¿Todo va a salir tan mal? ¿Es el fin? La verdad es que con nosotros se puede decir que siempre es el principio del fin.
¿Estoy enfadado contigo? No, simplemente estoy triste y desilusionado porque tus sentimientos y tus dudas me hacen daño. No puedo evitarlo, al igual que tú no puedes evitar sentir así. Como podrás observar no eres la única en sufrir desilusiones y decepciones, en el fondo todas las personas somos igual de impresentables.
Mi novela también ha quedado detenida en cualquier bar de París, sentado ante una cerveza o un güisqui –según el ánimo-. Espero encontrarme algún día de estos o cualquier semana. Sería terriblemente absurdo permanecer indefinidamente extraviado entre unas páginas a medio escribir, aunque una historia no tiene porque tener un final coherente o lógico. Muchas vidas acaban sin el The End y también debería de ser así en algunas novelas. Tiene gracia, una novela en la que el autor queda atrapado entre las páginas de su propia historia, siendo incapaz de salir de ellas. Casi estoy por apuntarme a la experiencia.
Algo me dice que no voy a enviarte esta carta, más que nada porque, tal vez, no subirías el próximo domingo al avión que te conducirá hasta mis brazos y eso no me lo perdonaría nunca. Sobre todo después de escribirme que tienes ganas de estar jodiendo conmigo durante veinticuatro horas seguidas. ¿Crees que será suficiente o deberíamos prolongarlo hasta las cuarenta y ocho horas? Bueno, lo veremos sobre la marcha. Tal vez nos sobre con dos horas. Esta tarde he estado repasando mi libro sobre el tantrismo, tratando de encontrar el modo de darte el mayor placer posible para encontrarnos verdaderamente unidos en cuerpo y alma, y que existiera algo más que el sexo –que tampoco está tan mal, pero que para mí no es suficiente-. Lo cierto es que no se si voy a ser capaz de hacer tanta ridiculez junta o si tú lo vas a aceptar. He encontrado unas cuantas posturas que, al menos, deben de ser de lo más satisfactorio, aunque no se produzca el tan deseado encuentro de nuestros espíritus. Tal vez se deba de estar una semana sin fumar para poderlas practicar, o más, pero habrá que intentarlo. La verdad es que nunca se me ha dado muy bien esto de joder, me canso enseguida.
Javier Luján (Capitán Pescanova)
4 comentarios
Sakkarah -
Un beso,
Mela -
Estupenda elección, Sakkita.
Beso.
Sakkarah -
Siempre me han hecho ilusión tus visitas, y siempre te he leído, porque me encanta hacerlo, porque me gusta como escribes.
Un beso.
Javier Luján -
Un beso emocionado.