El Turbón.
Había escrito un episodio familiar algo duro y con intención de publicarlo mañana lo mas tardar.
La conversación con una amiga hizo que recordara una historia latente y escabrosa. La cuestión es que salí con bien de ella, fortalecido conmigo mismo, incluso en su peor momento.
Escribí parte de esta historia pero, al día siguiente la conversación continuó y solté lo escrito.
Ya no hace falta lanzar este lastre, estoy tranquilo, el hablar de los recuerdos, malos o buenos, suaviza el estado de ánimo de uno mismo. Internet funciona, sirve de maravilla, incluso siento que nos ha funcionado a los dos, a ella y a mí.
Tal vez otro día cuente esa historia pero ya no será como hoy está escrita, con rabia y desafío, sino como simple anécdota.
Escribo desde Puebla de Castro, veo la puesta de sol desde el mirador de Pili, veo la cumbre del Turbón iluminada y, a su izquierda, lo que a lo lejos parece una aldea.
Hoy hemos andado hasta allí, por senderos abandonados hasta la Casa de Peralta, una grandiosa mansión en ruinas, abandonada, una preciosa edificación.
Pienso en lo pasajeros que somos con respecto al tiempo... en mi empeño por crisalizarlo. Pienso en el hombre que construyó este gran complejo, en lo que creería cuando lo hizo, en como vivía y lo satisfecho que debía estar entonces de ello... y en la ruina que ahora es.
Lo compraría para reconstruirlo pero, tanto Cheli como los demás dicen que es empresa imposible, que ni lo pretenda.
Voy a cortar leña para la estufa, de día hace calor pero ahora se forman grandes y gruesas placas de hielo.
Vuelvo y encuentro un mensaje de Amanda, otro de Enka, mis hijos y amigos... los hijos preguntan por su madre.
Mejora, Cheli mejora pero no doy nada por hecho, con Cheli uno no puede hacerse ilusiones.
Cenaremos y después iremos a la plaza del pueblo para brindar con cava frente al campanario de la iglesia.
Vivo desconectado del mundo y por algún mensaje me entero que han asesinado a Sadam. Entro en el teletexto para saber más del asunto y es entonces cuando sé del atentado.
Un mal día...
Por un lado, unos han matado con evidente satisfacción, a un hombre por haber matado a sus semejantes. Han demostrado ser iguales a él, ni más ni menos.
Por otro se cumplen mis peores expectativas. A partir de ahora, con ETA solo podrá hablarse desde la rendición del Estado o con sangre, mucha sangre.
ETA sabe que no lucha contra un gobierno en particular, ahora está segura de hacerlo contra la ciudadanía y sus estamentos.
Sangre y terror.
España no es Gran Bretaña. Allí el Estado es fuerte y lleva siglos de democracia, aquí es débil e inseguro. Allí el país es valiente y aquí cobarde.
Es posible que a partir de ahora se luche con mucha sangre, también es posible que me equivoque y no sea así. Lo seguro es que la lucha será entre dos mundos cobardes y, habitualmente, eso termina muy mal.
Pau (La crisálida del tiempo)
7 comentarios
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Margot -
De nuevo un abrazo.
Sakkarah -
Un beso, y muchas gracias.
pau -
Curioso, verdad?
Gente muy sana la que conocí en Puebla, amiga Margot, y también en Graus.
Este verano intentaré quedarme un par de semanas y andar muchos kilómetros.
Sakkarah -
Margot -
Un abrazo, Pau..., y otro muy grandote para nuestra anfitriona.