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Sakkarah

Mis sentimientos

Allí...

Allí...

Allí, en cada segundo, me iba dejando los años no vividos. Pavorosas horas en que el amor vagaba por las más oscuras cavernas. Los celos pasaban rozándome como murciélagos espantados, y el alma se fugaba en un hilo de sangre. No respondían las fuerzas para dar un paso adelante. No asomaba la luz por ningún resquicio, y tuvo que ser la propia inconsciencia, la que me hiciera morir en aquella pesadilla.

 

Fue entonces cuando el alma libre pudo escapar, y ya no hay paredes para formar un habitáculo que me contenga.

Sakkarah

Tus labios...

Tus labios...

Tus labios recorriendo mi piel, contestando a la pregunta que quedó muerta en mis labios. La impresión de mi cuerpo es la palabra presa ante el tierno silencio.

Alas quietas, pendientes de tu torso. El rápido latido del corazón anuncia el fuego. La melodía absoluta y sagrada de este amor al contenerte.

Sakkarah

No se mide...

No se mide...

No se mide el dolor, ni la risa; y se alarga en universos sin fin. Meteoritos que caen incrustándose en el alma.

Es impalpable el sentimiento, luz y noche por el éter.

La tez se presenta diferente en cada oportunidad, o engaña, ocultando la maraña que dentro agita y mueve todo. Uno se dispersa hasta vagar en infinitos insondables. Todo se aglomera, se empuja, en este mundo interno.

Sakkarah

Viene lenta la brisa.

Viene lenta la brisa.

Viene lenta la brisa, y mis pasos son ya algo más rápidos. El hilo sostiene bien mis pies, y no he perdido el equilibrio.

Ha quedado todo distante, el adiós ha sido silencioso. Sé que ya no habrá retorno, nunca volveré sobre mis pasos.

Voy fijándome en el brillo que tienen las barandillas más adelante. Estoy a punto de llegar y sujetarme.

El corazón late con calma, hoy ha salido el sol. Hará calor.

Sakkarah

De vez en cuando...

De vez en cuando...

De vez en cuando te recuerdo lo que te quiero. Y te quiero así, lejano, como una estatua hierática que unos días tomó vida. Te miré a los ojos, y te sentí tan grande como eres por dentro, por fuera.

Saber que estás ahí, aunque haya días que no te acerques. Sentir tu mano que me sujeta con afecto, saberte.

No podría pedir nada, ni lo pido. Sólo sé la maravillosa nube de silencio que a veces me abraza, y se va. El silencio te contiene, y no quisiera que me faltes.

Sakkarah

Desde aquí...

Desde aquí...

Desde aquí arriba, miro, lo contemplo. Desato el pensamiento, y viene la extraña figura, entre sombras y luna. Él camina por brumas y lluvia, es amigo de la muerte y del misterio.

Nos miramos, y medimos en los silencios. Él, que fue capaz de cerrar el otoño en una acuarela, o llenar de música mi cansado corazón. Aprendo a escucharle en su reserva, con signos me envuelve.

He subido un escalón de brisa, y allí, con el ruido enredado al viento, le siento.

sakkarah

Aquí estás.

Aquí estás.

Aquí estás, y de aquí no hay quien te mueva.
Tú, que le has dado el nombre a la vida.
El corazón entiende, y habla el lenguaje del silencio.

Mi amor no se comercia, no se parte.
Único e intacto tu amor quiere.
El bosque es nuestro beso,
Y la ceniza salta impelida por la llama.

El tiempo ha jugado con nosotros,
Mira las tiernas hojas en las ramas.

Suena el vals, eres mi pareja.
Gira el amor sin ver nada a su paso.
En el jardín las cascadas de agua
Por donde la pasión brota.

Sakkarah

En un universo...

En un universo...

En un universo de pequeñas cosas, duermo, sueño y vivo. Rodeada de alegría y vigilada por un gran sentimiento. Frío y estrellas se entremezclan en mi interior ilusorio. Allí acude la ternura de los gatos, y los luceros se vuelven deformes. Fantasmas, campanas y serpentinas danzan en el pensamiento, mientras mi mirada va resaltando el color los sueños.

La noche, su luna, y el tono carmesí del dolor que difumino. Negro y rojo sobre claridad de soles. Pasión y tristeza entrelazadas en la luz.

Sakkarah

Construir...

Construir...

Construir la vida sobre recuerdos, es hacerlo sobre pilares de algodón y pintarla del color de la añoranza. Es querer dormir en una fina tela de araña y despertar en el suelo.


Arquitecto de monumentos caricaturescos soy, peón de absurdos. Intentar atrapar el tiempo que pasó, es como atrapar el aire. Un mito llevo en el corazón, verdugo cruel que decapita mi vida.


Curvas se vuelven, las líneas rectas que intento trazar en mi sendero. Mi futuro se convierte en una incógnita sin solución, adivinanza sin sentido.

Sakkarah

 

Respiro hondo.

Respiro hondo.

Respiro hondo y noto que no se puede retener el aire, pero el se renueva a cada instante para mi

Apretaba el amor entre mis manos y al notar que una gota se filtraba entre mis dedos, abrí la mano para que corriera en libertad como el agua del río.

Las olas rompen con fuerza contra mi piel y rápidas vuelven al mar dejándome llena de sentimiento...

Sakkarah

Quiza...

Quiza...

Quizá no es bueno llevar el cascabel para que reparen en uno. Mejor es caminar en silencio, ajeno a toda mirada, como el que va horadando hasta hacer una cueva entre las rocas.

Hay ondas en el silencio que sólo pueden captar las personas especiales, o los que estén destinados a escucharlas. Ahí le encontraré. Es como ir apartando nieblas hasta llegar a un claro, o como la tregua que da la lluvia sellándola con el arco iris.

Voy de paso, sin buscar albergue, pero habrá una puerta que se abra, que me invite al descanso para no dejarme partir más.

Sakkarah

Agua

Agua

Agua, todo es agua ante mi vista, todo se diluye y pasa.

La naturaleza muerta queda grabada en el recuerdo.Desnuda, la vida reposa en el fondo de esta corriente que no para; pero ahí estás tú, en forma de pompa alegre, y esta sensación de mariposas colgadas de las ramas del tiempo.

Te miro, y respiro.

Sakarah

Vivir tiene un precio.

Vivir tiene un precio.

Vivir tiene un precio, la riqueza nos la da el valor.

En mis ojos navegas por mi vida. Pensándote me lleno de valor para afrontar cada instante. Sabias son tus palabras que me van dando fuerza.

Quiero llenar de deseo la piel de tus manos que recorre mi cuerpo. Hacer caminos sobre tu torso desnudo para llegar a tu alma. Soñarte con mi cabeza en tu corazón y dibujar pasiones contra tu cuello.

Instantes a tu lado, donde la vida se convierte en milagro.

Sakkarah

Una melodía.

Una melodía.

Una melodía en tono bajo, casi imperceptible, se esparce en al ambiente. No llegará a su destino, o el ruido silenciará su mensaje indescifrable a todo oído que no sea el suyo.

En ráfagas serpentea, impetuosa a veces, otras queda. Él, inmerso en su diario quehacer no la escucha. Imperiosa la palabra, indescifrable, soberana entre los aires.

Vocablos envueltos en una amalgama de silencios y caricias, dejados en libertad por unos labios derrotados.

Sakkarah

Sin mochila.

Sin mochila.

Sin mochila, con su falda mejicana (llena de lentejuelas) como único equipaje, y la blusa resbalando por sus hombros, hace el camino de tierra. Ha crecido su pelo, que cae suelto por la espalda. Allí al frente, asomándose a sus ojos, el arco iris. Sabe que esta vez va a conseguir trepar por el, y con sus pies, trenzará una melodía con los siete colores.

No necesita compañía para el viaje, la brisa camina a su lado, tiene los mimos del sol que nunca deja de abrazarla.

Atrás van quedando las casas, ahora se suceden los árboles, mientras el bosque la acoge. Sus pies avanzan ligeros, sin dejar huella. La que antes era ignorada, ahora se tornó invisible. No cualquiera podrá apreciar el brillo de las lentejuelas de su falda.

Sakkarah

¿Cuánto...?

¿Cuánto...?

¿Cuánto dura un sueño?

En mi...un instante. Escuchar una música, cerrar los ojos, imaginar una persona, y yo en sus brazos. Después, con miedo, abrirlos corriendo. Sí, con miedo a perderme en un sueño irrealizable.

Siempre tuve facilidad para soñar, la misma que tuve para cargarme los sueños. Imagino que para todo hay que tener arte, y yo, a pesar de mi edad, aún voy en el camino de encontrar para qué lo tengo.

No pasa nada, unos persiguen una meta, yo persigo encontrar la fórmula de hacer las cosas como se deben hacer.

Y es que perseguir, se pueden perseguir tantas cosas...Unos persiguen conejos, otros saciar su sed de sangre, otros juzgar al resto, otros descargar en los demás sus frustraciones...Podríamos seguir nombrando eternamente.

Me quedo con una música, y un torso para apoyar mi cabeza.

Sakkarah

A través...

A través...

A través de tu beso penetro las estancias cavernosas del misterio. Ruedo vertiginosamente hasta perderme en ti sin encontrarte.

Me dejas hacer en tu espalda, y jamás muestras el rostro del amor.

Tu intermitente luz me vuelve loca, me ciega, me pierde. Arde lo incierto, y agotado se apaga; pero de una sola pavesa vuelve todo a resurgir.

Una sucesión de escenas eres en mi mente, un imaginario ser entregado a la caricia. Vapor, aroma, nada.

Hoy quiero verte como te representas, impasible ser de piedra o hielo,

Sakkarah

Una brújula...

Una brújula...

Una brújula loca en mi ser, me somete a un sin sentido sin Norte. Dando mil giros de ave me sostengo, y picoteo en todos los paseos, teniendo que huir alzando el vuelo.

Nada hay ya que me sostenga, el aire me mueve a su capricho, sin dejarme posar. No hay manos que se extiendan a mi vuelo, que me rocen, acaricien, y guarden contra su pecho.

Llevo ya el corazón agitado, nada más busco una sombra, un refugio apartado del día.

Sakkarah

En mis manos...

En mis manos...

En mis manos guardo tu palabra, en el cuenco, apretada con mis dedos; para que no se vaya, para que nadie profane la pureza de un recuerdo.

Un abrazo en el aire, y el aroma misterioso que sorprende un instante.

Un fogonazo de estrella extendido en el éter. Estela que rasga el silencio de las noches

Absurdo y travieso, sabedor de los recovecos del corazón, el cariño juega a esconderse donde no le reconozco.

Y en la tarde llega tu presencia, sí, esta sinrazón que se apodera de las horas. Casualidad que todo lo ocupa, azar que trajo el viento cerca de mi palabra, vestido de suspiros engarzado con letras.

Aun se sujeta el sentimiento entre las sombras. Rompe tinieblas y cielos negros, araña y rasga la tela para que siga penetrando tu luz.

Sakkarah

Dio alas...

Dio alas...

Dio alas a su alma, y la soltó al paso de una bandada de aves. Su curiosidad, y ansia de saber sobre el hombre, era insaciable. Pesaba el cuerpo, por eso puso élitros al espíritu.

Un largo viaje le esperaba sobre diferentes cielos con sus nubes tatuadas. Días de algodón, lluvia, y luz. Noches grises, o estrelladas; baños de plata y magia.

Los instantes los contaría en sus paradas de árboles o piedra, donde asimilaría la grandeza del cielo, y la intrincada vida de los hombres. Sobre parajes sublimes comprendería la belleza, y tomaría para sus sueños el azul de los mares.

Por su sed, entendió el deseo, desentrañó la angustia; por sus pérdidas, comprendió la soledad. En sus alas heridas pudo leer la caída de un sueño, y la locura en los picotazos de un águila.

El esfuerzo se presentó en el aire, y en esa lucha encontró su brisa, el empuje para el nuevo anhelo. Allí entendió que hay un lugar donde el mal se consume por un huracán fiero, y que el sol se hace sitio, con sus brazos de luz, entre la bruma.

Hoy ya, penetra en su cuerpo de nuevo. Consumirá todos los mundos, y en todos ellos, como norma, morir amando.

Sakkarah