Blogia
Sakkarah

Mi poesía

Frío y calor.

Frío y calor.

Frío y calor contrastaban en un alma tan poco protegida.

La pasión quemaba, la desilusión helaba.

En un rincón oculto, la inocencia tiritaba.

 

El ropón descansaba en el suelo,

sobraban prendas en el amor.

Oro y latón lo ceñían, más todo sobra.

 

Amor y odio enfrentados, raspaban la desnudez del alma.

 

Sakkarah

La nieve...

La nieve...

La nieve ha cubierto las plantas de la ausencia.

Todo es gris donde había luz, frío donde el calor ardía.

El canto de las aves quedó helado,

y las nuevas prendas pesan

haciendo más lentos los pasos.

Ha sido una mirada rápida

antes de encerrarme entre estas paredes,

para envolverme entre el bochorno industrial.

Crece el invierno.

Sakkarah

Se hizo...

Se hizo...

 

Se hizo eterna la noche antes de despertar en calma.

El fuego del alma quedó hecho estalagmita.

En el día me sostiene un gran propósito,

y a pesar de todo,

pasaré por las ascuas encendidas,

cruzaré el camino sin que me aflojen las piernas.

 

En el caliente lecho encontraré el olvido,

y el maltrecho orgullo

lo haré reposar en celofanes de colores vivos.

 

La mente es fuerte para domar mi cuerpo,

y el lamento anegará la pasión.

Dios de piedra serás en la plaza de mis sentidos.

Grande, fuerte, y frío;

ganador de todas las batallas.

Los diamantes del rencor se incrustarán en tus ojos,

y el mármol será la base de tu sordera.

 

Yo transitaré por los parques en bonanza,

alrededor de tu gélida estatua blanca.

 

Sakkarah

 

Amar...

Amar...

Amar sola, es amar la quietud.

Late el corazón al compás armónico que nadie acelera.

Un  lago de aguas azules aparece en la vista,

queriendo ser espejo de otro sentimiento,

y el frío se mira volviéndolo escarcha.

Al fondo el volcán duerme descuidado.

Sakkarah

Allí...

Allí...

Allí donde nada existe, te tengo, te amo, y en ti me pierdo.

Sobre la flauta corren las notas, contentas en su visión del amor.

Por el brillo de tus ojos, donde nada se refleja, camino.

Y rodeo mi cintura con las volutas de tu cigarro.

No digo palabras, pues todo mi ser dice “te quiero”

La lujuria de tus manos la traduzco en amor

Te canto al oído la más tierna canción

La música no para, por enredarse en tu aliento.

En el aullido de un lobo se dispara la vida

Mientras, en una gruta, duermen nuestros recuerdos

Hoy el silencio pesa, pues va cargado de amor.

 

Sakkarah

Triste...

Triste...

Autor imagen: Paulo Madeira

 

Triste la agonía del pájaro

que emigra dejando a otro herido.

Cruel soledad traen los aires,

torpes alas arrastran la vida.

 

Sobre cauces angostos sobrevuela, sin rumbo,

en acrobacias desgarradas.

En el vaivén de las espigas recrea su mente;

pone el tiempo sobre ellas, y lo mece.

Pasa la vida… que sobrevive al tijeretazo del dolor

Sakkarah

Te llevas...

Te llevas...

Te llevas mi pensamiento al levantarme.

Tu vida sigue latiendo en mi oído.

Arde el alma como infierno en tu recuerdo.

Con tus palabras esculpes mi felicidad,

Das vida a mi sonrisa.

Siempre se me hace tarde al detenerme en tus letras,

Me sumerges en un mundo que habito sin prisas,

Y guardo silencio al no saber compartir mis emociones.

 

Sakkarah

Algo brotará...

Algo brotará...

Algo brotará del silencio.

La verdad, como el aceite, quedará encima.

El quebranto de la pena trajo la paz.

Ya pagué los diezmos que debía al amor,

y me puedo permitir hermosearme en sus campos.

 

El destino juega a perderme y encontrarme,

hace regateos con mi vida;

y la tierra vibra bajo mi pisada.

 

Ya no se alarga mi sombra en tus dominios,

y queda un solo paso para el olvido.

Recopilo mi historia como un recuerdo inerte,

y tu imagen se pierde en la profundidad de la noche.

 

El sonido de tu voz lo encadenó el silencio,

y la libertad ensaya la palabra que romperá este infinito mutismo.

Sakkarah

Los atardeceres...

Los atardeceres...

Autor imagen: khimaereus

Los atardeceres en que llegas a mí, se hacen infinitos.

Me pierdo en tu palabra,

y luego la recreo hasta hacerte acercar en todo tiempo,

cuando la ausencia se impone.

 

Me sacaste de la sombra,

me trajiste el contento,

y supiste discernir en el torbellino de mi alma.

 

El corazón está expectante cuando arribas a la cima de mis miedos.

Tú, quijote que abate los molinos de mis angustias;

rey en el sitial de mi pensamiento.

 

Sakkarah

Dobló...

Dobló...

Dobló mi orgullo,

y quedo sólo con lo que soy a mis ojos.

Me he abierto paso entre la penumbra,

pues siempre voy tras la luz.

Hoy hago menos ruido, me he vuelto silenciosa.

He dejado de beber en las fuentes de la tristeza,

y me siento sobre pétalos.

Ellos me sostienen en su levedad.

 

He situado el placer en otra repisa,

tendré que acudir a un lugar diferente a buscarlo.

El fuego me asalta siempre,

pues la vida arde, y me siento viva.

Mi alma ruge como león perdido en su propia jungla.

Mi pensamiento es beso que se pierde en azules nocturnos,

y abrigo de soles en la alborada.

Sakkarah

Pasa...

Pasa...

Autor de la imagen: Bellini

Pasa corriendo por la vereda,

extenuada para.

La respiración es agitada,

pero termina adquiriendo la calma.

Todo ha pasado,

han difuminado la caja de los recuerdos.

Emprende de nuevo la marcha,

con el paso ligero,

sin arrastrar los pies,

sin carreras;

con la ilusión de volver a llenar su arcón,

pero esta vez sólo tendrá cabida

lo que lleve a la plena satisfacción,

a la alegría

“Borrón y cuenta nueva”

Sakkarah

El aire...

El aire...

El aire está hecho de caricias, de tacto invisible.

Un abrazo apretado que lo trastoca todo,

Y miedo a descubrir lar línea que dibuja el horizonte.

Signos y presagios, garabatos, sopas de letras.

Caminos trazados por tus manos invisibles.

 

Un pálpito de vida descansa en el laberinto.

Mentiras de cristal que no permiten encontrar la verdad.

Una estela, y una nube sobre la que descansas rendido.

 

Iré a buscarte.

 

Sakkarah

Mientras sigo...

Mientras sigo...

Mientras sigo viviendo,

sostengo el viejo mundo en el recuerdo.

Posado en la mente,

espera quieto para un nuevo movimiento de vida.

 

Este amor fue tallado sobre roca como piedra preciosa,

y cobra ritmo con cada melodía.

 

En las palabras dejo pasar el tiempo, y vivo en la esperanza.

 

Hilé en oro los bodoques de un sueño.

Sakkarah

El viento...

El viento...

El viento roza mi tez, y se lleva el suspiro

para sepultarlo en un rimero lejano.

En mi alma aletea un ave inquieta que picotea mi entraña,

y me produce desasosiego.

Una mirada ciega se presenta cada noche en mi mente,

y las víboras huyen porque sólo ven desolación.

La luna me alumbra lechos donde alcanzar dulzura,

pero llevo el cuerpo abatido por el peso de la soledad.

 

Me detengo, miro y sigo errante, compañera del despego.

Las manos de la niebla me abrazan y me engullen.

Sakkarah

Un frío...

Un frío...

Un frío helado traspasó mi corazón

Un silencio que no dice nada

Una lluvia que anega el pasado.

 

Me descolgué de una liana atada a una ilusión,

Y queda la serenidad que infunde lo real

La señal que guía al caminante.

 

Dejé empapada la blusa del sudor de la loca carrera,

y ha formado una fina película sobre mi piel

que no permitirá más caricias.

Sakkarah

Se viene...

Se viene...

Se viene la noche con su luz engañosa,

quiere engatusarme, tomarme en sus brazos.

Se hace cera que cae ardiente en mi piel,

me envuelve con su aroma ficticio y,

 como si fuera un peine de púas finas,

me va surcando la piel en su intento

de sembrar en mí un nuevo amanecer.

 

Ha trenzado mis pestañas, y con su peso,

hace que mis párpados caigan.

Todos los fantasmas ronronean como nana, y me puede el sueño.

Este sopor me lleva por caminos misteriosos,

y yo me pierdo en la madrugada.

Sakkarah

Desterrada...

Desterrada...

Desterrada del país de los nadies,

no tengo un nombre que llevar a mis labios para diseñar un sueño.

He cerrado la verja del recuerdo,

y me siento libre al saberme no afincada en  el pensamiento de nadie.

No fui yo palabra que escapara en sus suspiros

cuando le llevaba en mi alma como vocablo de luz.

Fui planta que floreció en la mentira,

y acudió la realidad a marchitarme.

Hoy la melodía es suave y diáfana,

y me asiento en el vórtice del idilio sin nombre

Sakkarah

Entre las transparencias.

Entre las transparencias.

Entre las transparencias tu opacidad,

 tu color negro, tu ala acechante

 

Ave que se separó de la bandada,

viajera en cielos tenebrosos.

Ave negra de afilado pico.

 

Anhelante de un aroma muerto, picoteas la vida.

 

Tú, sombra de la estrella, nube gris, borrón del cielo;

 has inmovilizado mi alma, y no se desasirme de tus garras.

 

Al umbral me asomo esperanzada.

Una batida hará retornar mis azules.

Sakkarah

No pueden...

No pueden...

No pueden acostumbrarse los ojos, al paisaje fijo de tu mirada.

Puse mi cielo en ellos, y quise hacer parar el tiempo,

mi mente no concebía el aliento sin respirarte.

 

Ahogo se hacía la espera de lo que jamás vendría,

y costó acostumbrar mi pulmón a tu ausencia.

Perenne se hizo el olvido que desbancó al amor.

 

La desmemoria del placer habitó la razón,

que hoy empuja firme y constante en mi vacuo pensamiento

Sakkarah

Informe...

Informe...

Informe, sin aroma, sin vistosa apariencia, pasea la soledad.

Entre el silencio se va desenvolviendo la belleza, que rauda huye.

El espesor oscuro ralentiza la mente, que ya no desea pensar.

 

No hay objeto que la atención atraiga, y aparece la pereza como lastre.

La danza ha cejado en sus intentos, y en huelga permanece. La carne no se siente.

 

Vengo del lugar donde el agua estancada huele a putrefacta.

Entre nauseas enterró un tesoro,

y su faz petrificada se diluye hasta desprenderse de mi alma.

Sakkarah