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Sakkarah

Escritores y poetas.

Canto al amor.

Canto al amor.

El amor navega sobre las olas del tiempo

y navega sobre el olimpo de nuestras vivencias.

El amor se transforma en ese efímero instante

que penetra en el tic-tac de los segundos.

El amor no es ocurrente ni pasajero,

es audaz en su supervivencia.

El amor surge de sus aplastantes reveses

desafiando sus propias contradicciones.

El amor no se apaga como una luz,

brilla como un astro en el centro de la existencia.

El amor es la fiebre espiritual sin medicinas

ni diagnósticos.

El amor es eterno en su procreación

abriendo todas las páginas.

El amor es entonces la cárcel de nuestros

deseos, la libertad de nuestra imaginación,

es toda nuestra gloria resumida en un acto,

es ya el momento cumbre de la vida hecha

resignación detrás de su eco.

Ali Salem Iselmu

                                                                     

 

La otra orilla.

La otra orilla.

 ¿Por qué miras siempre hacia el otro lado?
¿Por qué piensas siempre que los otros, Amigos, conocidos y vecinos son más dichosos?, y dices con ligereza:
"A los otros les va mucho mejor, y yo doy
lo mejor de mi y no llego a nada"

La otra orilla siempre es mas bella.
Yace muy lejos.

Como petrificado, miras fijamente
hacia la bella claridad.
Jamás tuviste en cuenta que también los de la otra orilla te observan y piensan que posees mucha más felicidad, pues ellos sólo ven tu parte agradable.

Tus pequeñas y grandes preocupaciones no las conocen.
Vivir feliz es un arte, para ello conviene sentirse satisfecho...

"La felicidad no está en la otra orilla,
está en ti".


Phil Bosmans

El ultimo rincón.

El ultimo rincón.

 El último y el primero:
rincón para el sol más grande,
sepultura de esta vida
donde tus ojos no caben.

Allí quisiera tenderme
para desenamorarme.

Por el olivo lo quiero,
lo persigo por la calle,
se sume por los rincones
donde se sumen los árboles.

Se ahonda y hace más honda
la intensidad de mi sangre.

Los olivos moribundos
florecen en todo el aire
y los muchachos se quedan
cercanos y agonizantes.

Carne de mi movimiento,
huesos de ritmos mortales:
me muero por respirar
sobre vuestros ademanes.

Corazón que entre dos piedras
ansiosas de machacarte,
de tanto querer te ahogas
como un mar entre dos mares.
De tanto querer me ahogo,
y no me es posible ahogarme.

Beso que viene rodando
desde el principio del mundo
a mi boca por tus labios.
Beso que va a un porvenir,
boca como un doble astro
que entre los astros palpita
por tantos besos parados,
por tantas bocas cerradas
sin un beso solitario.

¿Qué hice para que pusieran
a mi vida tanta cárcel?

Tu pelo donde lo negro
ha sufrido las edades
de la negrura más firme,
y la más emocionante:
tu secular pelo negro
recorro hasta remontarme
a la negrura primera
de tus ojos y tus padres,
al rincón de pelo denso
donde relampagueaste.

Como un rincón solitario
allí el hombre brota y arde.

Ay, el rincón de tu vientre;
el callejón de tu carne:
el callejón sin salida
donde agonicé una tarde.

La pólvora y el amor
marchan sobre las ciudades
deslumbrando, removiendo
la población de la sangre.

El naranjo sabe a vida
y el olivo a tiempo sabe.
Y entre el clamor de los dos
mis pasiones se debaten.

El último y el primero:
rincón donde algún cadáver
siente el arrullo del mundo
de los amorosos cauces.

Siesta que ha entenebrecido
el sol de las humedades.

Allí quisiera tenderme
para desenamorarme.

Después del amor, la tierra.
Después de la tierra, nadie

(Miguel Hernandez)

Riesgo de amar.

Riesgo de amar.
No puede una lanzarse al amor
Como se tira a la piscina.
El agua amortigua el golpe,

El amor
Puede dejarte
Tetraplégica de por vida.

ÁNGELA SERNA

La Máxima...

La Máxima...

La máxima imprudencia es poner en duda nuestra inmortalidad.

--

El amor es un pajarito de muchas jaulas.

--

Llora, Diana, llora... Es necesario echar fuera toda la sal que te di en mis besos.

--

Que sólo sea digno de convencerte quien esté convencido; pero que sólo la verdad te convenza.

--

¿Qué hombre no ha querido explicarse al hombre? Pero, ¿quién lo ha conseguido?

--

Necesitaría esas interminables horas de razonamiento de que no dispongo para explicarme el sentido que tiene el esfuerzo que hacemos los seres humanos en atribuirnos enteramente nuestra legítima aptitud para ambicionar la grandeza.

Federico Hernández Aguilar

Canción de amor.

Canción de amor.

¿Cómo sujetar mi alma para
que no roce la tuya?
¿Cómo debo elevarla
hasta las otras cosas, sobre ti?
Quisiera cobijarla bajo cualquier objeto perdido,
en un rincón extraño y mudo
donde tu estremecimiento no pudiese esparcirse.

Pero todo aquello que tocamos, tú y yo,
nos une, como un golpe de arco,
que una sola voz arranca de dos cuerdas.
¿En qué instrumento nos tensaron?
¿Y qué mano nos pulsa formando ese sonido?
¡Oh, dulce canto!

Rainer María Rilke

La risa y el olvido.

La risa y el olvido.

" La borró de la fotografía de su vida no porque no la hubiese amado, sino, precisamente, porque la quiso. La borró junto con el amor que sintió por ella. La gente grita que quiere crear un futuro mejor, pero eso no es verdad, el futuro es un vacío indiferente que no le interesa a nadie, mientras que el pasado está lleno de vida y su rostro nos excita, nos irrita, nos ofende y por eso queremos destruirlo o retocarlo. Los hombres quieren ser dueños del futuro sólo para poder cambiar el pasado. Luchan por entrar al laboratorio en el que se retocan las fotografías y se rescriben las biografías y la historia. "

_ Milan Kundera _

Regresa pronto.

Regresa pronto.

Regresa pronto a mí
Sin ti me asalta el miedo
Nunca antes como ahora
Tan profunda yo te sentí.
Todo cuanto yo quiero
Lo veo en realidad.
Ya no siento celos
Sin embargo, te llamo.

Osip Mandelstam

No cabe duda.

No cabe duda.
No cabe duda de que los años
tienen patas.
De otra manera
no podrían distribuir vejeces
ni emprender olvidos
que ofrecen de casa en casa,
ni cruzar umbrales
en busca de herrumbre,
ni trepar hasta la azotea
que es siempre más enana,
ni subir a los autobuses
para rasgar los asientos,
ni comprar en los comercios
tintura de canas,
ni ofrecer a los insectos
el papel de la prensa
del fin de semana,
ni tomar fotografías
de cuartos de siglo,
ni podar las ramas
de los árboles,
ni ir de bares
escupiendo en las botellas
que han de añejarse,
ni destruir la relevancia
de las alianzas.
No cabe duda de que los años
tienen patas.
De otra manera
no podrían pisotearnos.
Jorge Gómez Jiménez

Ofelia

Ofelia

Autor imagen: Millais

I
En las aguas profundas que acunan las estrellas,
blanca y cándida, Ofelia flota como un gran lirio,
flota tan lentamente, recostada en sus velos...
cuando tocan a muerte en el bosque lejano.

Hace ya miles de años que la pálida Ofelia
pasa, fantasma blanco por el gran río negro;
más de mil años ya que su suave locura
murmura su tonada en el aire nocturno.

El viento, cual corola, sus senos acaricia
y despliega, acunado, su velamen azul;
los sauces temblorosos lloran contra sus hombros
y por su frente en sueños, la espadaña se pliega.

Los rizados nenúfares suspiran a su lado,
mientras ella despierta, en el dormido aliso,
un nido del que surge un mínimo temblor...
y un canto, en oros, cae del cielo misterioso.

II
¡Oh tristísima  Ofelia, bella como la nieve,
muerta cuando eras niña, llevada por el río!
Y es que los fríos vientos que caen de Noruega
te habían susurrado la adusta libertad.

Y es que un arcano soplo, al blandir tu melena,
en tu mente traspuesta metió voces extrañas;
y es que tu corazón escuchaba el lamento
de la Naturaleza –son de árboles y noches.

Y es que la voz del mar, como inmenso jadeo
rompió tu corazón manso y tierno de niña;
y es que un día de abril, un bello infante pálido,
un loco miserioso, a tus pies se sentó.

Cielo, Amor, Libertad: ¡qué sueño, oh pobre Loca! .
Te fundías en él como nieve en el fuego;
tus visiones, enormes, ahogaban tu palabra.
–Y el terrible Infinito espantó tu ojo azul.

III
Y el poeta nos dice que en la noche estrellada
vienes a recoger las flores que cortaste ,
y que ha visto en el agua, recostada en sus velos,
a la cándida Ofelia flotar, como un gran lis.

Rimbaud

Poema siglo XIX.

Poema siglo XIX.

Te deseo primero que ames,
y que amando, también seas amado.
Y que, de no ser así, seas breve en olvidar
y que después de olvidar, no guardes rencores.
Deseo, pues, que no sea así, pero que sí es,
sepas ser sin desesperar.

Te deseo también que tengas amigos,
y que, incluso malos e inconsecuentes
sean valientes y fieles, y que por lo menos
haya uno en quien confiar sin dudar

Y porque la vida es así,
te deseo también que tengas enemigos.
Ni muchos ni pocos, en la medida exacta,
para que, algunas veces, te cuestiones
tus propias certezas. Y que entre ellos,
haya por lo menos uno que sea justo,
para que no te sientas demasiado seguro

Te deseo además que seas útil,
más no insustituible.
Y que en los momentos malos,
cuando no quede más nada,
esa utilidad sea suficiente
para mantenerte en pie.

Igualmente, te deseo que seas tolerante,
no con los que se equivocan poco,
porque eso es fácil, sino con los que
se equivocan mucho e irremediablemente,
y que haciendo buen uso de esa tolerancia,
sirvas de ejemplo a otros.

Te deseo que siendo joven no
madures demasiado de prisa,
y que ya maduro, no insistas en rejuvenecer,
y que siendo viejo no te dediques al desespero.
Porque cada edad tiene su placer
y su dolor y es necesario dejar
que fluyan entre nosotros.

Te deseo de paso que seas triste.
No todo el año, sino apenas un día.
Pero que en ese día descubras
que la risa diaria es buena, que la risa
habitual es sosa y la risa constante es malsana.

Te deseo que descubras,
con urgencia máxima, por encima
y a pesar de todo, que existen,
y que te rodean, seres oprimidos,
tratados con injusticia y personas infelices.

Te deseo que acaricies un perro,
alimentes a un pájaro y oigas a un jilguero
erguir triunfante su canto matinal,
porque de esta manera,
sentirás bien por nada.

Deseo también que plantes una semilla,
por más minúscula que sea, y la
acompañes en su crecimiento,
para que descubras de cuantas vidas
está hecho un árbol.

Te deseo, además, que tengas dinero,
porque es necesario ser práctico,
Y que por lo menos una vez
por año pongas algo de ese dinero

frente a ti y digas: "Esto es mío".
sólo para que quede claro
quién es el dueño de quién.

Te deseo también que ninguno
de tus defectos muera, pero que si
muere alguno, puedas llorar
sin lamentarte y sufrir sin sentirte culpable.

Te deseo por fin que, siendo hombre,
tengas una buena mujer, y que siendo
mujer, tengas un buen hombre,
mañana y al día siguiente, y que cuando
estén exhaustos y sonrientes,
hablen sobre amor para recomenzar.

Si todas estas cosas llegaran a pasar,
no tengo más nada que desearte.

Victor Hugo

Proverbios del infierno.

Proverbios del infierno.

En tiempos de siembra aprende, en la cosecha enseña y en el invierno goza.

Conduce carro y arado sobre los huesos de los muertos.La senda del exceso lleva al palacio de la sabiduría.

La prudencia es una fea y rica solterona cortejada por la incapacidad.

Quien desea y no actúa engendra la plaga.

El gusano cortado perdona el arado.

Sumergid en el río a quien ama el agua.

El necio no ve el mismo árbol que ve el sabio.

Aquel cuyo rostro no irradia luz nunca llegará a estrella.

La eternidad está enamorada de las creaciones del tiempo.

A la atareada abeja no le queda tiempo para la pena.

Las horas de la locura el reloj las mide; pero ningún reloj puede medir las de la sabiduría.

Ningún alimento sano se atrapa con red ni trampa.

Expone número, peso y medida en año de escasez.

No hay pájaro que vuele demasiado alto si lo hace con sus propias alas.

El cuerpo muerto no venga injurias.

El acto más sublime consiste en poner a otro ante ti.

Si el necio persistiera en sus necedades llegaría a sabio.

La necedad es el atuendo de la bellaquería, la vergüenza es el atuendo del orgullo.

Las prisiones se construyen con piedras de Ley; los lupanares con ladrillos de religión.

La altivez del pavo real es la gloria de Dios.

La lujuria del chivo es la liberalidad de Dios.

La cólera del león es la sabiduría de Dios.

La desnudez de la mujer es obra de Dios.

El exceso de pena ríe; el exceso de dicha llora.

El rugir de los leones, el aullido de los lobos, el oleaje furioso del mar huracanado y la espada destructora son porciones de la eternidad demasiado grandes para que las aprecie el ojo humano.

El zorro condena a la trampa, no a sí mismo.

El júbilo impregna; las penas procrean.

Que el hombre vista la melena del león y la mujer el vellón de la oveja.

Para el pájaro el nido, para la araña su tela, para el hombre la amistad.

El egoísta y sonriente necio y el necio que frunce malhumorado el ceño han de considerarse sabios, que podrían ser cetros.

Lo que hoy está probado, en su momento era sólo algo imaginado. La rata, el ratón, el zorro y el conejo vigilan las raíces; el león, el tigre, el caballo y el elefante vigilan los frutos.

La cisterna contiene; el manantial rebosa.

Un pensamiento llena la inmensidad.

Presto has de estar para decir lo que piensas que así el ruin te evitará.

Todo lo que es posible creerse es imagen de la verdad.Nunca el águila malgastó tanto su tiempo como cuando se avino a aprender del cuervo.

El zorro provee para sí mismo; pero Dios provee para el león.

Piensa por la mañana, actúa a mediodía, come al anochecer y duerme por la noche.

Quien ha sufrido tus imposiciones, te conoce.

Como el arado sigue a las palabras, Dios recompensa las plegarias.

Los tigres de la ira son más razonables que los caballos de la instrucción.

Del agua estancada espera veneno.

No sabrás lo que es bastante hasta saber lo que es más que bastante.

¡Escucha los reproches de los tontos! ¡Forman un título regio! Los ojos del fuego, las narices del aire, la boca del agua las barbas de la tierra.

El débil en coraje es fuerte en astucia.

El manzano nunca pregunta al haya cómo ha de crecer tal como el león no interroga al caballo sobre cómo atrapar la presa.

Quien recibe agradecido da copiosas cosechas.

Si otros no hubiesen sido tontos, tendríamos que serlo nosotros.

El alma de la dulce delicia no puede mancillarse. ver un águila ves una porción de genio.

¡Alza la cabeza!Tal como la oruga elige las hojas mejores para depositar en ellas sus huevos, el sacerdote reserva su anatema para las mejores dichas.

Crear una florecilla es labor de eras.

La condena estimula, la bendición relaja.

El mejor vino es el más añejo; la mejor agua, la más nueva.

¡Las oraciones no aran!¡ Los elogios no cosechan!La cabeza es lo Sublime; el corazón, lo patético; los genitales, la Belleza.

Como el aire es al ave o el mar al pez es el desdén para el despreciable.El cuervo quisiera que todo fuese negro; el buho, que todo fuese blanco.La exuberancia es belleza.

Si el león recibiese consejos del zorro, sería astuto.

El perfeccionamiento traza caminos rectos; pero los torcidos y sin perfeccionar son los caminos del genio.

Donde no está el hombre, la naturaleza es estéril. La verdad nunca puede decirse de modo que sea comprendida sin ser creída.

¡Basta! o demasiado.Los antiguos poetas animaban todos los objetos sensibles con dioses o genios.

Les prestaban nombres de bosques, ríos, montañas, lagos ciudades, naciones y de todo lo que sus dilatados y numerosos sentidos podían percibir.

Y en particular estudiaban el genio de cada ciudad o país y los colocaban bajo el patrocinio de su divinidad mental.

Hasta que se formó un sistema del cual algunos se aprovecharon para esclavizar al vulgo pretendiendo comprender o abstraer las divinidades mentales de sus objetos.

Así comenzó el sacerdocio.Que escogió formas de culto tomándolas de cuentos poéticos. Hasta que por fin sentenciaron que eran los dioses quienes habían ordenado aquello.Así los hombres olvidaron que todas las deidades residen en el pecho humano

(William Blake)

En mi cielo al crepúsculo.

En mi cielo al crepúsculo.

 En mi cielo al crepúsculo eres como una nube
y tu color y forma son como yo los quiero.
Eras mía, eres mía, mujer de labios dulces
y viven en tu vida mis infinitos sueños.

La lámpara de mi alma te sonrosa los pies,
el agrio vino mío es más dulce en tus labios,
oh segadora de mi canción de atardecer,
cómo te sienten mía mis sueños solitarios!

Eres mía, eres mía, voy gritando en la brisa
de la tarde, y el viento arrastra mi voz viuda.
Cazadora del fondo de mis ojos, tu robo
estanca como el agua tu mirada nocturna.

En la red de mi música estás presa, amor mío,
y mis redes de música son anchas como el cielo.
Mi alma nace a la orilla de tus ojos de luto.
En tus ojos de luto comienza el país del sueño.

Rabindranath Tagore

Amor y naturaleza.

Amor y naturaleza.

Autor imagen: T. Lumikko

Toda la naturaleza, escribió Yeats, está llena de gente invisible. Algunos de ellos son feos y grotescos, otros, malintencionados o traviesos, muchos tan hermosos como nadie haya jamás soñado, y los hermosos no andan lejos de nosotros cuando caminamos por lugares espléndidos y en calma”. ¿Qué significan estas palabras del gran poeta irlandés? Que hay que saber relacionarse con lo que no conocemos, con lo que no se entrega fácilmente a nuestros sentidos o nuestra comprensión. De todo esto hablan los cuentos que contamos a los niños. Nos prometen la compañía insuperable, la conversación en una gruta del bosque, el juego en el río con los seres de las corrientes, el encuentro con un elfo de la luz, que son las criaturas más delicadas que existen. Los cuentos hablan de lo que no hemos vivido, de ese lugar donde algo se perdió o donde no pudimos penetrar nunca. Su reino no es el reino de lo probable, sino el de lo posible. Es decir, el reino del alma. Es un error pensar que los adultos no tenemos que escucharlos.

Gustavo Martín Garzo

Quiero curarme de ti.

Quiero curarme de ti.

Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.

¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se le puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada.

Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes como te digo que te quiero cuando digo: “qué calor hace”, “dame agua”, “¿sabes manejar?”, “se hizo de noche”…Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho “ya es tarde”, y tú sabías que decía “te quiero”.)

Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que tu quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar aun panteón.

Jaime sabines

Había estado.

Había estado.

Había estado diez días en el frente cuando ocurrió. La experiencia de ser impactado por una bala es muy interesante y pienso que merece la pena describirla con detalle.

Fue en la esquina de un parapeto, a las cinco en punto de la mañana. Esta era siempre una hora peligrosa, porque teníamos el amanecer a nuestras espaldas, y si sacabas la cabeza por encima del parapeto su silueta se delineaba perfectamente contra el cielo. Estaba hablando con los centinelas que se preparaban para un cambio de guardia. De repente, a mitad de decir algo, sentí --es muy difícil describir lo que sentí, aunque lo recuerdo con la mayor de las vivezas.

Por decirlo de alguna manera fue como la sensación de estar en el centro de una explosión. Pareció haber un sonoro bang y un flash cegador de luz alrededor mío, y caí en un tremendo shock - sin dolor, sólo un violento shock, como el que obtienes de una terminal eléctrica; con él una sensación de debilidad absoluta, un sentimiento de ser golpeado y blanqueado hasta la nada. Los sacos de arena enfrente de mí retrocedieron a una inmensa distancia. Me imagino que es sentir lo mismo que si te cayera un rayo. Supe inmediatamente que me habían dado, pero por el ruido y la luz pensé que fue un rifle cercano que se había caído accidentalmente y se había disparado. Todo ocurrió en un espacio de tiempo mucho menor que un segundo. Al momento siguiente mis rodillas cedieron y estaba cayendo, mi cabeza golpeando el suelo con un violento choque que, para mi alivio, no dolió. Tenía una sensación de indiferencia y sorpresa, una conciencia de estar malherido, pero sin dolor en el sentido ordinario.

El centinela americano con el que hablaba dijo: ¡Hey! ¡Estás herido! La gente se arremolinó alrededor. Hubo el revuelo habitual - ¡Levantádle! ¿Dónde le han dado? ¡Abridle la camisa! etc. etc. El americano pidió un cuchillo para cortar mi camisa, Sabía que había uno en mi bolsillo e intenté cogerlo pero descubrí que mi brazo derecho estaba paralizado. No teniendo dolor, sentí una vaga satisfacción. Esto debería satisfacer a mi esposa, pensé; ella siempre me quiso herido, lo que me salvaría de ser muerto cuando la gran batalla viniera. Fue entonces que se me ocurrió preguntarme dónde estaría herido y cómo de grave. No podía sentir nada, pero era consciente de uqe la bala me había impactado en algún lugar del cuerpo por delante.

Cuando intenté hablar descubrí que no tenía voz, sólo un débil gritito, pero al segundo intentó conseguí preguntar dónde había sido herido. En la garganta dijeron, Harry Webb, nuestro camillero, había traído una venda y una de las pequeñas botellas que nos daban con las vendas de emergencia para disparos. Conforme me levantaron un montón de sangré salió de mi boca. Sentí el alcohol, que de normal escocería como el demonio, caer en la herida con un agradable frescor. Me tumbaron de nuevo mientras alguien traía una camilla.

Tan pronto supe que la bala había cruzado limpia mi cuello, pensé que estaba acabado. Nunca había oído de hombre o animal que sobreviviera a una bala que le atravesara el cuello. La sangre se derramaba por una comisura de mi boca. "La arteria está destrozada", pensé. Me pregunté cuánto duras cuando tienes la carótida cortada. No muchos minutos presumiblemente. Todo estaba muy borroso.

Debieron pasar unos dos minutos en los cuales asumí que me habían matado. Y eso fue también interesante --quiero decir, es interesante conocer cuáles serían tus pensamientos en ese momento. Mi primer pensamiento, bastante convencional, fue para mi esposa. Mi segundo fue un violento resentimiento de tener que dejar este mundo que, cuando todo está dicho y hecho, encaja conmigo bastante bien. Era hora de sentir eso vívidamente. La mala suerte me enfureció. ¡La ausencia de sentido en todo eso! Caer, no en la batalla, sino en una esquina perdida de las trincheras, ¡por el descuido de un momento! Pensé, también, en el hombre que me había disparado --Me pregunté cómo sería, si sería español o extranjero, si sabía que me había dado y todo eso. No tuve ningún resentimiento hacia él. Reflexioné que siendo un fascista yo lo habría matado si hubiera podido, pero si hubiera sido hecho prisionero en ese momento y traído ante mí, simplemente le hubiera felicitado por su buena puntería. Puede ser, en cambio, que si de verdad te estuvieras muriendo tus pensamientos fueran bastante diferentes.

Me acababan de poner en la camilla cuando mi brazo paralizado volvió a la vida y empezó a doler como un maldito. Imaginé que me lo debía haber roto en la caída; pero el dolor me dio confianza, porque sabía que las sensaciones no se vuelven más agudas cuando uno se está muriendo. Comencé a sentirme más normal y a compadecerme de los cuatro pobres diablos que sudaban y andaban a tumbos con la camilla a hombros. Había milla y media hasta la ambulancia, un mal viaje por una vía resbaladiza y con escombros. Supe qué esfuerzo era ese, ayudando a cargar un herido uno o dos días antes. Las hojas de álamo plateado que, a veces, poníamos en las camillas me rozaban el rostro. Pensé que era una buena cosa estar vivo en un mundo donde crecen álamos plateados. Pero con todo el dolor de mi brazo era diabólico, haciéndome jurar y luego intentando no jurar, porque cada vez que respiraba demasiado fuerte, sangre emergía de mi boca.

George Orwell

 

 

Cuando...

Cuando...
Autor imagen: Monica-Steward
Cuando nos vimos por primera vez,
no hicimos sino recordarnos.

Aunque te parezca absurdo, yo he llorado

cuando tuve conciencia de mi amor hacia ti,
por no haberte querido toda la vida.

Antonio Machado

Vocabulario

Vocabulario

Autor imagen: Valentina Maldinger

" Por supuesto, te acuestas como un ángel de nieve
más pesado que el bronce, más ligero que el corcho
sobre el amante cuyo espasmo finalmente te regocija
bajo tu fuego helado la carne se hace estatua
y a la larga, es preciso que, muerto, me acostumbre
a recibirte en mi lecho.
"

Jean cocteau

Llena...

Llena...

Llena de signos y de árboles,
ella cruza la noche como un fuego o un río,
asciende en el silencio y la memoria,
es infinita como un hecho,
la existo, la conduzco, yo soy su certidumbre.

Juan Gelman

Sin condiciones.

Sin condiciones.

Llevas ya tanto tiempo dirigiendo

tus proyectiles a mi fortaleza.

Siempre dan en el blanco. Se diría

que es un arquero zen quien los dispara.

Me aburre ver mis muros abatidos

por tus bombas, y ver mis baluartes

convertidos en ruinas, y a mis hombres

negándose a luchar. Tendré que hacerlo.

Si supieras lo mucho que me cuesta.

Luis Alberto de Cuenca