La montaña.
La montaña se había visto cubierta por los hielos, su corazón frío la alejaba, la hacía inhóspita. El sol se ocultaba como si necesitara de su alegría para aparecer radiante.
Azotaban fuertes vientos contra ella, y, a la mirada del viajero, aparecía hierática, distante, incluso tenebrosa.
El desgaste de los días la iba achatando, se iba a dejar envejecer. Pero la vida, en sus giros llevó al águila a anidar en ella. Todo el interior de la montaña, al sentir la huella que dejaba el ave, se removía. La naturaleza dio paso a un milagro de alegría. La cubrió de ternura la hierba. Los árboles la acariciaban con su sombra, el sol la daba vida.
A sus pies, muy escondida nació una flor preciada llenándola de sentimiento. Su orquídea silvestre cada noche se renovaba en ella cuando el ave reposaba en su dominio.
El águila la llenaba de primavera.
Sakkarah
4 comentarios
Sakkarah -
Muchos besos.
jnj -
Un beso.
Sakkarah -
Un beso, Cris.
Cris de Gramont -
LO QUE OCURRE ES QUE EN OCASIONES ANDAMOS CIEGOS PORQUE TENEMOS FIJACION CON OTRA COSA Y DEJAMOS DE CONTEMPLAR LO QUE SE NOS OFRECE DELANTE. NOS OBSTINAMOS EN NO VER.
PERO UN BUEN DIA RESULTA QUE UN AGUILA ANIDA EN TI Y TE DA UNA INYECCION DE VIDA QUE PONE EN MARCHA TODO EL CICLO NATURAL.
TODO EN ESTA VIDA SON CICLOS Y LA MATERIA "NO SE ELIMINA, SE TRANSFORMA", LOS SENTIEMIETOS TAMBIEN.
UN ABRAZO