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Sakkarah

Sin...

Sin...

Sin marchitar aún, sin vida propia, adiós.
Sin mí, sin mi dolor, sin mi obsesión.

Un espectro entre tu corazón y el mío.
Un resorte de palabras muertas
que nadie jamás podrá escuchar.

Un muro con nombre eterno que nunca escalaré.
Tú allí, en un jardín donde yo soy langosta,
Rodeado de cielo, me miras ausente.
Aquí yo, en esta concurrida soledad,
acabada quedo en la derrota.

Tu salvoconducto te permitirá
acercar a ver los despojos.
Todo humo, carne muerta,
y el silencio enarbola una bandera blanca.

No puedo más, el alma está rota.

Sakkarah

6 comentarios

Sakkarah -

Muchas gracias, Américo, por pasar y por tu comentario.

Un beso.

Américo Cruzado -

lindo, me gusto mucho tu poesia. Te invito a leer lo que escribo en mi web, en shadow, espero te guste

Sakkarah -

Que cosa tan curiosa. Leo los comentarios, pero al poner el mío...no los veo.

Anónimo, no son siempre los demás culpables de lo que nos duele. A veces somos nosotros mismo, y este es mi caso. Sólo soy culpable yo.

Un beso.

Anónimo -

Maldigo el daño, maldigo tu dolor, me maldigo.

Perdona.

Sakkarah -

Muchas gracias...

Hay muros que no se rompen, son de hielo compacto, y...

Un beso.

Tarek -

Si, me has roto el alma....por favor...rompe el muro!

Un abrazo y un pico y una pala