Te veo.
Te veo, y te acompaño con la imaginación en cada gesto. Adoro tu piel, tu pecho que queda al descubierto al caer la camisa. Soy el agua que cae con fuerza, para resbalar lentamente por tu dermis en una caricia infinita donde el amor quita el respiro.
Allí estoy, en ese espejo que te devuelve tu imagen después de adorada. Duende en cada esquina de la estancia de tu aseo, o tu recámara. Camino a tu lado paseando donde la naturaleza se recrea coqueteando contigo. Mi dolor en tu pensamiento perdido, y el amor en el mío.
Aún no comprendo esta enfermedad de amarte. No encuentro el motivo que incendio alma. Sé que tú lo vales todo, hasta mi soledad.
¿Quién eres? Lo eres todo, mi amor.
Sakkarah
0 comentarios