LOS JÓVENES.
Los jóvenes intentan borrar el pasado que no les agrada. Los mayores se encargan de no dejárselo olvidar. Y ellos se manifiestan en el presente, peleándose por su futuro.
Los adultos retornan al pasado cada instante que les deja su múltiple actividad. Viven un presente demasiado relajado pensando que están de vuelta en todo, y después, como es lógico se sienten derrotados cuando piensan en el futuro, acabados. Como si necesitaran toda una vida para poder llamarle así.
Estos adultos, en su inmovilidad, no se menean ni por darle mejores oportunidades a los que vienen detrás, la juventud. Creen que con aconsejar con su experiencia ya es suficiente. Y los chicos ven muy lejano aquello que no vivieron, ni tienen por que recrearlo. Nos podemos sentir culpables de no conservar la ilusión para no dejarles sentir lo escasas que son sus oportunidades. Ellos sienten que nadie se preocupa. No quieren ser, como nosotros, meros espectadores en esta vida.
Sakkarah
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