¡Silencio!
¡Silencio! ¿A quién le duele el dolor ajeno?
Nadie escucha. Nadie mira. Nadie habla.
La miseria es transparente.
Buceando en el ruido,
con un puñado de segundos en el bolsillo,
las prisas por llegar al final del camino circular
nos ciegan los ojos y taponan los oídos.
Cuando los peligros del Mundo
estén en nuestra mirada,
buscaremos desesperados
un lugar seguro,
y quizá, entonces,
ya no quede ninguno.
Mientras, hoy, seguiremos mirando a otro lado.
Anaan
2 comentarios
Sakkarah -
Un beso, guapa.
Cris de Gramont -
Un poema lleno de verdad y de fuerza.
Un beso.