Romance de la pena negra.
Las piquetas de los gallos
cavan buscando la aurora,
cuando por el monte oscuro
baja Soledad Montoya.
Cobre amarillo, su carne,
huele a caballo y a sombra.
Yunques ahumados sus pechos,
gimen canciones redondas.
Soledad, por quien preguntas
sin compaña y a estas horas?
Pregunte por quien pregunte,
dime, a ti que se te importa?
Vengo a buscar lo que busco,
mi alegria y mi persona.
Soledad de mis pesares,
caballo que se desboca,
al fin encuentra la mar
y se lo tragan las olas.
No me recuerdes el mar,
que la pena negra, brota
en las sierras de aceituna
bajo el rumor de las hojas.
Soledad, que pena tienes!
Que pena tan lastimosa!
Lloras zumo de limon
agrio de espera y de boca.
Que pena tan grande! Corro
mi casa como una loca,
mis dos trenzas por el suelo,
de la cocina a la alcoba.
Que pena! Me estoy poniendo
de azabache, cama y ropa.
Ay mis camisas de hilo!
Ay mis muslos de amapola!
Soledad, lava tu cuerpo
con agua de las alondras,
y deja tu corazon
en paz, Soledad Montoya.
Por abajo canta el rio,
volante de cielo y hojas.
Con flores de calabaza,
la nueva luz se corona.
O pena de los gitanos!
Pena limpia y siempre sola.
O pena de cauce oculto
y madrugada remota!
Federico Garcia Lorca
4 comentarios
Sakkarah -
Un beso.
Pedro -
Y nadie mejor que Lorca, con esa rotundidad de expresiones:
[..]
cuando por el monte oscuro
baja Soledad Montoya
[..]
Yunques ahumados sus pechos,
gimen canciones redondas.
¡Uf, qué fuerte!
Un beso
Sakkarah -
Me hace ilusión verte, mucha.
Un beso muy grande.
jnj -
Besos, ya casi bajo el polisón de nardos.