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Sakkarah

Sobre Jacinta y Espartero.

Sobre Jacinta y Espartero.

Doña ---, en la corte ya me miran con reparo, creen que estoy enferma. Me costó sacar las fotos a los genitales del caballo, no pude apartarme de las miradas curiosas y estupefactas; pero ahora, con mis ojos fijos en los graciosos lugares del cuerpo de Espartero, las damas se miran, elevan los hombros, y se quedan pensativas.

Tiene usted razón en que le falta mucho para llegar a su caballo. Usted sabe que quien hambre tiene, con pan sueña, y quizá lo eligió pensando en su propia escasez. No obstante le he sacado una fotografía en la que debía tener un pensamiento festivo, y le dio una alegría al cuerpo. Aquí se la envío para dejar constancia de ello.

No me gusta desviar tanto la atención de mi persona, haciendo protagonista a otro; pero pase por esta vez.

Cierto es que Jacinta es peor que una carga de lanceros al galope cuando se enfurece. Se comenta que esta sujeto a su parecer; pero no vaya usted a creer que él es como se dice. Tiene sus defectos, entre ellos el de ser vanidoso, y le importa más que se cumplan las disciplinas, que la vida humana. Cuando se fue a Logroño, marchó enfadado conmigo, me tachó de ingrata. Su mujer le presionaba para que asumiera el cargo de príncipe que se le ofrecía, pero el ahí sí se negó.

Como dice el dicho: "detrás de un hombre importante hay una mujer inteligente", en este caso su mujer lo es, y muy culta. Cuando el se encuentra fuera, se cartean mucho, y ella le envía consejos sobre lo que debe hacer. Jacinta es 18 años más joven que él, y Espartero tiene un carácter infantil. Ella se da unas ínfulas que no le corresponden; le reprocha que llame compañeros de armas y fatigas, a sus desarrapados soldados. En fin, doña ---, espero haber dado respuesta a lo suyo.

Doña ---, fui yo, y no mi marido. No le extrañe que con tanto machismo me quieran quitar siempre la importancia que me corresponde.

Doña ---, usted desea mis escenas de cama; pero temo que usted vaya a aprender demasiado. Si en el foro hay posibilidad de hacerse amantes, deberé ser yo la que disfrute de ello.

Salud.

Sakkarah en el papel de Isabel II

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