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Sakkarah

Leche de burra.

Leche de burra.

Resulta curioso que uno de los mas famosos consumidores de leche de burra fuera el rey Francisco I (Cognac, 1494-Rambouillet, 1547), rey de Francia entre 1515 y 1547. Cuentas las crónicas que enfermo y agotado por sus numerosas orgías y sus también numerosas guerras mando llamar a su corte a un famoso médico judío de Constantinopla. Dicho medico tras reconocerle cuentan que, le receto únicamente como tratamiento para sus males el consumo de grandes cantidades de leche de burra. Al parecer su recuperación fue tan rápida que todos los cortesanos empezaron a imitarle y a beber también leche de burra, con el consiguiente aumento de su demanda.

También en España se conocían las propiedades de la leche de burra, por lo que su consumo era muy recomendado por los médicos. Cuenta una anécdota que durante la guerra de Sucesión, después de las victorias de Brihuega y Villaviciosa y tras las entrada de Felipe V en Zaragoza en enero de 1711 unos médicos de la ciudad recetaron a la reina María Luisa Gabriela de Saboya el consumo de leche de burra y quinina como remedio para la tuberculosis que padecía; todo en contra de la opinión de los dos médicos franceses que cuidaban de la reina. Parece ser que unos días después y para sorpresa de la corte se produjo una espectacular recuperación de la reina, que lejos de estar acostada por su enfermedad, se paseaba por las estancias del palacio.

La sangría, como tratamiento médico, comenzó a practicarse en la Antigüedad, estando indicada para casi todas las enfermedades. Al parecer los médicos consideraban que el paciente mejoraba; pero lo que realmente ocurría es que la fiebre o el delirio del enfermo se atenuaba como consecuencia de la somnolencia asociada a la disminución de la sangre en el cuerpo. Así los médicos practicaban la sangría como primer tratamiento en cualquier enfermo, llegando a alcanzar la extracción de sangre el medio litro. Parece ser que incluso era efectuada en mujeres embarazadas, con el consiguiente riesgo durante el parto.

Desconocido

2 comentarios

Sakkarah -

Jajajajja, claro que me acuerdo, me encataban...

Un beso

Dinosaurio -

¡Qué bueno! Yo recuerdo de pequeño las pastillas de leche de burra, ¿te acuerdas?
Un beso.