Cada noche...
Cada noche esperaba ver pasar su estrella. Ella se inclinaba hasta dejarla rozar su luz con las manos. Empezaba a ser feliz en su soledad, sólo la inclinación la confortaba. Sabía que no se puede retener un astro, pero había aprendido a conformarse. Esa noche, el corazón la dio un salto, la estela de su estrella era más alargada, se quedó sonriendo, esperando, hasta que la sonrisa en sus labios murió.
A todos les gusta tocar las estrellas, y había manos más suaves que las de ella. Se dio la vuelta, y empezó a caminar dando la espalda, lentamente, arrastrando los pies, con ese ritmo aprendido de lo que sucedería siempre
Sakkarah
2 comentarios
Sakkarah -
Muchos besos, Capitán
Capitán Pescanova -
Un besito.