Una mujer...
Una mujer granjera, al término de una dura jornada de labor, puso en los platos de los hombres de la casa nada más que heno.
Cuando ellos, indignados, le preguntaron si se había vuelto loca, ella replicó:
-¿Y cómo iba a saber que se darían cuenta? Hace veinte años que cocino para ustedes, y en todo ese tiempo nunca me dieron a entender que lo que comían no era Heno.
Dale Carnegie
8 comentarios
Sakkarah -
Mil besos para ti también.
Cris de Gramont -
Yo te tengo mucho cariño también me identifico con lo que escribes muy amenudo y creo entenderte.
Mil besos.
Sakkarah -
Gracias por tu paciencia y dedicación.
Te tengo Cariño, Cris; pero es normal que lo tenga siendo como eres.
Un beso muy grande.
Cris de Gramont -
No se valoran las cosas hasta que se pierden.
Peor, no se agradece el esfuerzo que hacen los demás por nosotros, pues consideramos que es algo obligatorio y que debe ser así, como si un decreto se tratara o los otros nacieran con esa obligación escrita en la frente.
Fácil es criticar y difícil halagar la dedicación de los otros, con lo baratas que resultan unas palabras amables que son como un bálsamo.
C'est la vie.
Gracias siempre por estos tesorines con los que nos regalas y que me hacen disfrutar con su lectura y la belleza que transmiten, y sobretodo, gracias por responder a todos nuestros comentarios y tus palabras de cariño.
Besitos.
Sakkarah -
Un beso, guapa.
Anaktub -
Buena estrategia que utilizó la mujer granjera, nada como un buen plato de heno para hacerse notar.
Un beso
Sakkarah -
Menos mal que ya no nieva...Creo que hemos tenido ya nuestra dosis, ahora que venga calor, jajajaja.
Un beso.
Shobogenzo -
Parece que dejo de nevar!
Muchos besos, Sakkarah.