Blogia
Sakkarah

A unos ciegos...

A unos ciegos...

A unos ciegos se les propuso que adivinaran lo que tenían delante, sólo tocando con las manos. Y se les puso delante de un elefante.

Uno dijo que era una soga: había cogido la cola.

Otro que era una serpiente: había cogido la trompa.

Otro que era un árbol: había tocado una pata.

Otro que era una pared: había tocado la panza.

Y es que no se puede conocer una cosa atendiendo sólo a un aspecto.

Es menester pensar que las cosas, y mucho más las personas, son muy complejas.

El ejercicio de comprender comporta el total de los acontecimientos, y mucho más aún, de los seres humanos.

Cuento indostánico de los ciegos y el elefante

2 comentarios

Sakkarah -

Sí, yo creo que a veces, sólo vemos lo que nos conviene ver. Qu enos hacemos ciegos porque nos conviene.

Me alegra mucho verte...

Un millón de besos, o un billón...

El viejo farero -

Un supuesto amigo me dijo una vez que las personas son como son, que no nos engañan, solamente que nosotros no sabemos o no queremos ver algunas partes de su manera de ser. Posiblemente tenía razón, una mañana descubrí que además de mi socio y un buen comercial era un traidor. Culpa mía no haberlo visto antes.

Creo que todos somos un poco ciegos en esto de conocer a las personas,, o tal vez cortitos de vista, tanto que hay partes que no descubrimos... a tiempo, aunque, dicen, que los traidores son como los tesoros, siempre están escondidos, siempre terminan descubriéndose.

Un beso... o dos.