Blogia
Sakkarah

La mentira.

La mentira. Para algunos, mentir se ha convertido en un estilo de vida.

Sin advertirlo, han creado una red tan compleja de información falsa, que ya no saben como escapar del enredo y hallar la verdad.

Es probable que la mentira produzca cierta fascinación en los niños.

Además de aprender a evitar los regaños, pueden construir un mundo fantástico a su tamaño y engatusar a los demás.

Y de allí puede surgir un inocente "jugar a engañar" que, al ver las ganancias potenciales, se convierte en hábito.

Con la mentira podemos llamar la atención y producir admiración.

Poder ficticio, pero poder al fin.

Los mentirosos sostienen que aunque el deslumbramiento no es legítimo, de todas maneras lo disfrutan bastante.

Su posición es clara e implacable: la mentira como un instrumento para obtener ganancias secundarias.

También mentimos para huir de las obligaciones asumidas.
Podemos enfermarnos, o inventar una calamidad doméstica o hallar un chivo expiatorio en nuestra imaginación.

Otra vez el provecho, a través de una falsificación que no siempre es delito y que produce alivio.

A veces, pareciera no existir antídoto contra esta tentación.

¿Quién no ha mentido alguna vez? Aunque se trate de mentiras piadosas (justificadas en la intención de no producir un daño innecesario), ¿Quién tira la primera piedra?

Las mentiras frecuentes pueden originar, al menos, dos problemas de consideración.

El primero, cuando se vuelve costumbre y se repite mecánica y sistemáticamente, sin mucho sentido: embaucar por embaucar.

Ya ni sabemos por qué lo hacemos.: mentirosos crónicos, megalomanía comportamental pura.

Y el segundo, cuando llegamos a creernos el cuento y a confundir verdad con embeleco.

Adoptamos una forma de autoengaño donde la existencia real y fantaseada se entremezcla peligrosamente.

No sólo terminamos siendo víctimas de nuestro propio invento, sino que además somos víctimas felices.

Esta farsa continua y autodirigida, obra como una píldora de "éxtasis", una megalomanía existencial que nos hace sentir, irracionalmente, más ligeros del equipaje.

¿Qué pasaría si desde hoy, sin excusas ni amagues, decidiéramos mostrarnos como en verdad somos y asumiéramos el riesgo de hacernos públicamente responsables de nuestras acciones, pensamientos y afectos?

¿Generaríamos tanto rechazo como creemos?

Dejar de mentir es un alivio.

Sin máscaras, el rostro se ve mejor, más relajado.

Ya dejaremos de vernos tan perfectos comos hemos querido aparentar, pero al menos auténticos.

Deben ser muy pocos los que nunca han mentido, si los hay.

De todos modos, puedes al menos ser veraz sobre los rasgos que te definen en esencia, y que no podrás disimular o enmascarar, sin sentirte traidor de tus propias causas.

Autor: Walter Riso

6 comentarios

Sakkarah -

Si Jecson, la mentira adopta muchas formas...y creo que ninguna buena.

Un beso, gracias por estar.

jeckson -

hay personas que las hemos denominado al mentir como culebreras.
Viene de culebra,Serpiente, el engaño que llevo a adan y eva a comer de la manzana.
El culebrero o culebrera tiene la capacidad de envolverte con su mirada, herramienta que utiliza para el convencimiento de su victima.
Ahora el culebrero o culebrera tiene la posivilidad de cambiar de forma y se transforma en la sanguijuela amiga este es una especie que esta cerca tuyo y esta ahi a tus expensas con mentiras y succionandote dia a dia.
La mentira tiene formas y formas de manifestarse estas son dos de ellas.

CHAO JECKSON

Sakkarah -

Azpetia...hay mentiras y mentiras.

Unas casi que no son perdonables, como la de los políticos, los besos, las caricias, la mirada...

Me gusta la verdad, mucho.

Un beso de verdad, aunque virtual, con el corazón.

azpeitia -

¿Quien se ha sustraido a la tentación de mentir? Nadie...por no hacer daño, por evitar un mal mayor, para como dices en otros casos realzar nuestro yo, otras para evitar un infarto al receptor de la mentira...difícil alternativa.
Los políticos mienten, los gobiernos mienten, los científicos mienten, los hombres mienten....las mujeres mienten...los ojos mienten....los besos mienten,,,las caricias compran con su mentira...¿me mentiras tú alguna vez....poesía?....besos mentirosamente virtuales de azpeitia

Sakkarah -

Supongo que sí es cuestión de grado e intención.

A mi la mentira no em gusta, pero tampoco puedo decir que no haya echado alguna en la vida. Eso sí, pequeña. Siempre he preferido la verdad.

Engañarse uno mismo sí es lo peor.

Otro beso sincero, pinochillo.

jnj -

Mentiría si digo que no miento. Todos lo hacemos, inevitablemente. Supongo que es una cuestión de grado y de intención lo que acaba importando.

Y lo peor de todo es mentirse a sí mismo.

Un beso sincero.