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Sakkarah

Me encamino...

Me encamino...

Me encamino hacia la puerta; hay una sola en el laberinto, y yo al fin la encontré. Sólo quedan unos pasos para abrir y asomarse a lo desconocido. Aún estoy apegada a los cristales nítidos; tantos giros y vueltas, tantos encuentros entre los perdidos, hacen que sienta abandonarlo.


Al tirar de la manija, resolveré el misterio. Alegrías y llantos van empujando hacia obtener la única respuesta que nunca podré dar a conocer. No siento curiosidad, ni siquiera miedo o incertidumbre. Sólo experimento rabia por mi fijación contra el cristal de los sueños, donde pintaba nubes con el vaho de amor que salía de mis labios.


Sin mirar atrás ya no vacilarán mis pasos, voy contando los espacios como si mis pies fueran pisando las tablas de un rail. Sólo soy el tren con destino a ninguna parte, y no tomaré descanso en la última estación.

Sakkarah

2 comentarios

Sakkarah -

Teniendo cerca un socio asi, cualquiera pude ser buen maquinista.

Tienes, razón, lo importante soms nosotros. Hay que aprender a mirarlo asi.

Muchos besos, y gracias.

Furgo -

Si abundamos en la metáfora del tren, podremos figurarnos a nosotros mismos como un tren de vagones cuya cabeza es la tractora. Así pues, lo importante tal vez no sea la certidumbre del rumbo o el destino, sino quién está al volante.
Parece, socia, que tu tren lleva en sí una buena maquinista.

Un besillo.