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Sakkarah

Sola

Sola Begoña le tomaba amor a los objetos, disfrutaba, los compraba y se rodeaba de ellos. Su casa estaba llena de muebles. Era una manera de llenar los vacíos, esos que te hacen sentir sola. También era sociable, y se llenaba de amistades. Le gustaba salir e ir por la calle tropezándose con ellos y saludando.

Pero era voluble. Un buen día se levantaba y la estorbaba todo. Tanto objeto sólo le quitaba espacio, y le daba quehacer en la limpieza. Al salir a la calle no sentía ganas de pararse; daba grandes rodeos para no tener que saludar. No le apetecía comunicarse con nadie. No es que fuese mala amiga, pero necesitaba estar sola. Sus amistades sabían que si tenían necesidad de estar con ella, la encontrarían.

En realidad lo que la sucedía es que se encontraba perdida. Andaba metida en un laberinto y no podía encontrar la salida. Sabía que actuando así terminaría sola; pero no podía ir en contra de lo que su más íntimo impulso la empujaba a hacer.

Sakkarah

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