Envuelta en neblina gris.
Vengo a mí envuelta en neblina gris a juego con mi antiguo, recatado, y entallado vestido. Mi cara al mirarme es seria, con una mueca de marcada decepción. He roto mi cadena del destino, y mi camino va perdido, en vertiginoso zig.zag.
En mi mirada veo el reproche, y la orden de que tome la rienda, que intente acercarme a la estela donde transitaba. Me miro a mí misma desafiante, ya todo me importa un bledo. ¿Dónde estabas cuando quería agradar al amor? ¿Cómo te presentas en grises, en vez de traerme el color del ánimo?
Tus gestas ya no me importan, la cadena me venía grande. Ya el viento no me trae tus danzas, ni tus affaires. Tu gracia ya no me asiste, ni tu vivacidad. Ya me cansé de intentar nadar entre la nada, y la fantasía se perdió. Los bosques encantados desistieron de darme cobijo, me faltaba luz. ¿Dónde te encontrabas para recordármelo, para empujarme hacia delante? No, sólo te presentas ahora, cuando todo está perdido. Preferías recrearte en tus grandes gestas a mirar este presente desolador; pero quieres pasarme la factura.
Hoy mi corazón (el tuyo), es piedra gris. Guijarro que se confunde entre el camino, siendo tropiezo para mis pies. No voy a atenderte, hielo soy en mi entraña, nieve en mi piel.
Sakkarah
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