La inconsciente celosa.
Aunque era muy celosa se casó con un viudo porque la enamoraron sus ojos siempre tristes. Pensó que, por su influjo, pronto rebosarían alegría, pero pasaba el tiempo y se hundían aún más en sus profundas cuencas -si alguna vez lloraba se estancaban en ellas sus numerosas lágrimas, ablandando su tierna, pesarosa mirada-. Que le fuese imposible olvidar a su primera esposa es algo que no dijo, mas la segunda apenas lo dudaba. Un día le nacieron unos celos violentos y estranguló, brutal, a la añorada amante que aquél resucitaba en sus recuerdos. No pensó que, al hacerlo, era, en fin, al que amaba al que en definitiva asesinaba.
Antonio Redondo Andujar
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