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Sakkarah

La desesperación de la vieja.

La desesperación de la vieja.

La viejecilla arrugada sentíase llena de regocijo al ver a la linda criatura festejada por todos, a quien todos querían agradar; aquel lindo ser tan frágil como ella, viejecita, y como ella también sin dientes ni cabellos.

Y se le acercó para hacerle fiestas y gestos agradables.

Pero el niño, espantado, forcejeaba al acariciarlo la pobre mujer decrépita, llenando la casa con sus aullidos.

Entonces la viejecilla se retiró a su soledad eterna, y lloraba en un rincón, diciendo: «¡Ay! Ya pasó para nosotras, hembras viejas, desventuradas, el tiempo de agradar aun a los inocentes; ¡y hasta causamos horror a los niños pequeños cuando vamos a darles cariño!»

Charles Baudelaire

2 comentarios

Sakkarah -

Sí es duro, los achaques, el saber que se va encaminando uno al fin, el deterioro...

Y todos, si no morimos antes, hemos de pasar por ella.

Un beso, Chesana.

Chesana -

Siempre he dicho que la vejez es la más dura de las etapas, sobre todo para una mujer... porque se vuelve invisible, y no debería ser así, precisamente por ser mujer y por tanto que ha dado.

Abrazo.