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Sakkarah

Sus pies...

Sus pies...

Sus pies no se lastiman en este suelo de piedra fría y dura. Su calor hace lagos de aguas transparentes, y es que la sangre le hierve. Los patos navegan a su sombra. Su pelo, lianas a las que se agarran mujeres desesperadas. Columpiarse en su mente, que no en su corazón. Ya no la traspasa el daño, camina ciega, sin querer ver. No mirará más; porque no es lo mismo pasear la vista que mirar, escrutar. Su mirada no se detendrá en sus juegos. Sus ropas caen al descuido, como laderas de montañas. En ellas se resbalaban las caricias, que ahora caen para ahogarse inevitablemente en las aguas.

El mago sacó de su chistera un pañuelo de aparente seda, se ahorcará con el. Serpenteará hasta convertirse en un monstruo chupóptero, lapa en su cuello. Los azules serán grises amoratados. Y él se perderá en las ondulaciones del agua hasta comprender.

Ella camina, han llegado tarde, ahora tiene el corazón en la mano.

Sakkarah

2 comentarios

Sakkarah -

Muchas gracias, Dinosaurio.

Un beso enorme.

Dinosaurio -

Hermoso relato, eso sí, triste, pero bello.
Un beso.