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Sakkarah

¿Para qué pelear por lo imposible?

¿Para qué pelear por lo imposible?

Cuando quieres a alguien es difícil decirle adiós
si al menos se vislumbrara una pequeña luz que pudiera
ser, pensar, imaginar… pero no es así.
Duele tener que decirle, hasta aquí he llegado
realmente no se lo dices a la persona que amas,
te lo dices a ti misma porque encuentras ridícula
tú postura es, como obligar a que te amen y por
mucho que pelease sería inútil.
¿para que molestarme en pelear por lo que nunca será?
por el contrario la persona favorecida de ese amor
se reirá con ganas al pensar que alguien está sufriendo
por él, y se sentirá halagado mientras tú, estás maldiciendo
esos sentimientos que no le llegan a la persona que amas.
Considero que es de tontos mortificarse así, aún sabiendo
que esa mortificación seguirá.
Duele en lo más hondo decir adiós a todo lo que tú corazón
anhela , sabiendo que te va a costar mucho pero ¿ de qué
otro modo puedes hacerlo?
no me gusta pelear por lo que de sobras se que no va a
servir de nada entonces; ¿para que cansarme?
la única solución que veo es sufrir, aguantar y puede
que cuando menos lo espere, me de cuenta que todo
el dolor que sentía, no es más que un recuerdo.
De momento, me toca llorar en silencio y tragar esa
impotencia que me autodestruye cada día un poco más.
Puede que algún día me ría de estas palabras aquí escritas
y recordar este día como uno más de mi vida ,
pensar lo absurdo que fue sufrir este calvario de emociones
sin motivo para justificarlos.
¡Ojala llegue pronto ese día!

POEMA

Cuando el alma tengas agotada
de llorar en la almohada
y el desespero sea tan cierto
como el arder del fuego
que te quema por dentro
y como fiera ansiosa
te devora el interior
Sin poder dominar tú yo
entonces es...
cuando debes hablar de amor.

jazmin

2 comentarios

Sakkarah -

Es triste su escrito, pero bello. Una realidad muy cruda, la hora del adiós...

Un beso, Margot.

Margot -

Un escrito digno de reflexión, si señor. Decir adiós nunca es algo fácil, y más cuando en ocasiones el adiós se nos hace del todo incomprensible, casi lo denominaría precipitado por algunas circunstancias. Entonces no solo cuesta aceptar la despedida sino que, te preguntas por los motivos que la provocaron... Y aunque no seamos conscientes de ello, siempre; tarde o temprano, acabamos por encajar la pequeña pieza del puzzle, esa que creíamos perdida…

Gracias por compartir este escrito amigo. Un abrazo muy grandote para Jazmín y otro igual de grande para ti, anfitriona.