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Sakkarah

Los dos secretos del luchador zurdo.

Los dos secretos del luchador zurdo.

Despierto de la inconsciencia y mi cuerpo tendido de espaldas está soldado a la lona vértebra a vértebra.

Le miro cara a cara, mi visión es borrosa pero acierto a vislumbrar que se trata de una sombra evanescente, con contornos difusos.

Inesperadamente siento que me voltea por los aires, mis extremidades semejan a las de una vieja muñeca de trapo, el efecto de la inercia hace que me mueva sin control, tiembla mi cuerpo de miedo, pero callo para que no se de cuenta, aunque se que nada escapa a sus ojos, me resisto a admitir que me siento pequeña, frágil, indefensa entre sus brazos.

Hace que cierre los ojos con un gesto de sus dedos y me traslada a otro escenario. Frente a mi, un decorado distinto donde se entremezclan elementos extraños, sin conexión entre si, objetos mudos cargados de pasado, con escaso presente y difuso o nulo futuro.

Entonces se marcha, me deja sola, completamente sola, sin libro de instrucciones para poner en marcha este nuevo mecanismo, no se encender las luces, no puedo abrir las ventanas, me ahogo aquí dentro.

El escenario continúa mudo, en penumbra, me siento en un rincón apartado, casi oculto y de pronto la magia lo pone todo en marcha, pero yo no puedo intervenir, ya ni siquiera tengo fuerzas para intentarlo, ya no comprendo el argumento.

De nuevo la inercia hace que me convierta en un figurante más y continúo ahí, presa del tiempo y sus avatares.

Se que en cuanto me sienta confiada volverá el luchador zurdo, ese al que llaman destino, el que me golpea con el puño izquierdo cuando espero que el golpe llegue por el otro lado.

Uppercut al hígado, crochet y después jab directo frontal que me derriba sobre la lona una y otra vez, una y otra vez…

A fuerza de golpes he descubierto que uno de los secretos del luchador zurdo es que es ambidiestro y que golpea con igual fuerza con los dos puños, su pegada es demoledora no hay buen fajador que se le resista ni cintura lo suficientemente ágil que pueda esquivarle.

Este es uno de sus secretos que me atrevo a murmurar en las noches de tormenta en el intervalo entre el resplandor del rayo y el crujido del trueno, para que no me escuche, para que no me castigue más.

Pronuncio con un hilo de voz:

- Te detesto.

Y en esas dos palabras descargo toda la amargura y el dolor que me produce su crueldad, pero entonces siento su presencia, me envuelve, me cerca, me toca con un dedo en la nuca y abre el grifo de mis lágrimas y siento como el aire susurra en mis oídos:

- Te tengo entre mis manos.

Imagino su cínica sonrisa mientras me golpea en las piernas hasta hacerme caer de rodillas, me arrastro, busco un apoyo al que asirme pero cada vez, el luchador zurdo los traslada más lejos de mi alcance y ríe a carcajadas mientras observa con satisfacción como trato de ponerme en pie.

Siento dolor en las heridas, tengo sangre en las cicatrices, tormenta en el alma y frío en el corazón.

Entre sollozos le pido ayuda, pero cada vez se aleja mas cabalgando furioso sobre los compases del viento.

Quedo sola de nuevo, apoyada sobre la tierra, quieta, de costado, herida, cansada, observando la alternancia entre el sol y la luna, el paso inexorable de las estaciones, la canción disonante del tiempo que camina sobre mí…

El segundo secreto del luchador zurdo es que en realidad todavía me quiere, por eso aun no se ha decidido a acabar conmigo. Su amor es enfermizo, oscuro, disfruta sintiendo mi vida entre sus manos, se recrea en el baile de la triste marioneta en el teatrillo y el decorado que rearma cada día para reírse de mí.

Se siente poderoso, puede cortar los hilos que me sustentan en cualquier momento, a su antojo.

Pronto volverá y todo comenzará de nuevo. No importará si estoy fatigada, él hará que me levante a patadas, producirá morados sobre los morados, antepondrá sus gritos a los míos, hará que respire mi propia vulnerabilidad, me ofrecerá a beber mi miedo entre round y round.

Mirará con curiosidad como se repliega mi corazón, como se seca mi alma y entonces con su voz absurda volverá a ulular dentro de mi cabeza:

-Danza o pelea, hoy te dejo elegir..

MDM

2 comentarios

Sakkarah -

Dino, si es muy buena.

Esto lo ha escrito mi amiga MDM, voy poniendo escritos de todos. Ella escribe precioso.

Un beso.

Dinosaurio -

¡Qué buena metáfora de los golpes de la vida!
Es así: nos golpea, nos ahoga, nos deja sin aliento y sin saber qué hacer ni qué pensar.
Está muy bien expresado, Sak.
Un abrazo.