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Sakkarah

Un estallido de luz.

Un estallido de luz.

Un estallido de luz, e infinitas chispas cayeron por el manto del oscuro del cielo. A sus pies quedó una de ellas convertida en burbuja. Un ser diminuto pujaba por romperla ante la mirada atónita de él, que se creía encerrado en un sueño.

Flexible como una gimnasta olímpica, comenzó a hacer rodar su habitáculo. Quizá dándose contra alguna piedra lograra pincharlo. La hierba no la permitía ver, y rodaba, saltaba, haciendo mil piruetas que a él le hipnotizaban.

Paró de repente, quedando en una quietud extrema. Él temió que aquel pequeño ser hubiera quedado sin vida. Se acercó lentamente y la vio encogida con sus melenas cubriéndola la cara. No había podido contemplarla con todo detalle, y ese parecía ser el momento apropiado. Ella dormía agotada.

No era guapa, pero hacía que su corazón latiera con más prisa. No conseguía apartar sus ojos de aquel delgado y minúsculo cuerpo. Agachándose sostuvo la burbuja con sus manos, en las que se perdía, y no se pudo sustraer a llevársela.

El calor del bolsillo de su americana, la hizo diluir; pero quedó asombrado al ver la falta de humedad. La diminuta mujer quedó envuelta el polvo dorado.

Al llegar a casa, la puso sobre su cama y empezó a acariciarla tímidamente con un dedo. Estirando sus pequeños brazos, se levantó asustada, de un salto. Supo en ese momento que algo había cambiado en él. No sabía explicarlo; pero comprendía que ya no habría fuerza, tormenta, u obstáculo alguno en la vida, que le haría separarse de su microscópico capricho.

Sakkarah

11 comentarios

Sakkarah -

Gracias por leerme, MDM y Dinosaurio.

Muchos besos para los dos

Dinosaurio -

Un bello cuento, Sak. Una fantasía bien descrita.
Me gusta.
Un abrazo.

MDM -

Es precioso Sak.
Existen esos momentos inesperados que cambian la vida.
Gracias por todo.
Besos

Sakkarah -

Gracias Capitán, me alegra que te gustara.

Yo voy a estar pendiente, puede que si lluevan.

Un beso.

Capitán Pescanova -

Hay veces que no somos conscientes de los regalos que nos llueven del cielo. Hay que estar siempre alerta.
Un beso, Sakkarah.
Me ha encantado.

Sakkarah -

No sé yo, preciosa...Pero tuvo suerte.

Un beso.

Mela -

Sakkita, qué precioso cuento!!

Quizá había pedido un deseo a la primera estrella, y le fue concedido...

Beso, wapa.

Sakkarah -

Me alegro que te haya gustado, Gea. Un beso.

Gea -

Que bonita fantasía. El capricho sería minúsculo, pero había pasado a pertecerle. La magia estaba empezando.

Muy bonito.
Un abrazo.
Gea.

Sakkarah -

Sí...Ya me gustaría a mí tener uno de por vida...pero no hay suerte, jajajaja.

Un beso, Jazmín.

jazmin -

Bonito cuento, Sakki.
Un capricho para toda la vida!! los hay que tienen suerte...

Un beso.