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Sakkarah

El silencio.

El silencio.

Cuando vienen malos tiempos, lo hacen en cadena, y suelen perdurar. Los ratos buenos, aunque son intensos, son efímeros, y lentos para llegar. 

No siempre acude la furia en esos días, porque si se desatara, en realidad sería un alivio la descarga. Yo tengo pocos arranques de ira, y eso hace que las cosas se apoderen más de mí.

Lo malo de estos sucesos, es cuando pillas por medio a la persona menos indicada. Siempre hay alguien que paga todo el mal humor, como si la injusticia fuera nuestro emblema, y yo, si algo odio es a esta. 

Hay un lugar, que aunque no siempre idílico, se debería visitar: “El refugio del silencio” Allí ahogas esas palabras de las cuales te vas a arrepentir después, y allí hallas soluciones claras que el bullicio no te dejaba ver. Soy muy poco asidua a el, y sin embargo, necesito visitarlo.

Sakkarah

4 comentarios

Sakkarah -

Hay cosas que hay que pensarlas muy bien. Seguramente si pensaramos, pues...nada.

Un saludo.

Yado -

No tanto como yo, se lo aseguro.

De todas formas como ya le dije en otro comentario para estar de puta madre es condición sinequanon no pensar demasiado.

Saludos

Sakkarah -

Sí, argonauta, las palabras de aliento, en algunos momentos adquieren mucha intensidad.

El silencio...es necesario.

Un beso.

El Argonauta Enmascarado -

Toda reflexión hecha desde los recodos del silencio, ayuda a madurar y equilibrar la valoración real de cualquier situación o acción acontecida.

Una palabra de aliento, por efímera, también contiene una elevada dosis de intensidad.

Un beso, Sakkarah.